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V Pocos días antes de la Navidad también el P. Fidel recibió una carta de Rosa María de los Angeles. «Querido Padre: Hace ya tiempo que no sé nada de usted. Yo le he escrito dos o tres veces... y no he recibido contestación; pero no me extraña esto, pues sé cuantísi– mas ocupaciones tiene. ¡ Si hubiera de atenderme sólo a mí! A esta carta sí que me contestará, ¿verdad, Padre? Aunque sea una cosa muy cortina, para saber yo que us– ted está bien. »Padre: mi camino ya está decidido: ¡ me iré monja! »No se asuste. Esta decisión mía no es tan precipitada como pudiese parecer. Ya sabe usted que allá por mayo empecé a sentir como si tuviera vocación... Luché mucho, y no acababa de ver claro. Pedía a Jesús más luz, y al mismo tiempo la temía, porque ¡ me encontraba tan a gusto en el mundo l Pero Jesús, siempre tan bueno con– migo, lo ha hecho todo: hacerme ver y darme decisión. El día 12 de este mes ha sido la fecha decisiva de mi exis– tencia... » Contaba al Padre lo mismo que ya había escrito a su amiga Anita, y añadía después: «Me ha llamado el Señor cuando yo más ilusiones tenía, y, claro, el entregarme a este llamamiento me ha costado no poco... Pero ahora soy completamente feliz y no me explico cómo pude dudar por tanto tiempo. ¡ Ben– dito sea Ell »Padre: no le escribí en seguida porque deseaba co– municarle el resultado de mis primeras luchas en el nue– vo camino. Escribí en seguida a Alfonso, diciéndole lo que pasaba... , y él, que debía de estar ilusionado conmi– go, me contestó con una carta que hacía llorar a las pie– dras, y como precisamente yo de piedra no tengo nada, estuve llorando muchísimo durante unos días... Pero ya se pasó todo. »Después de esto del novio, vino otro paso igualmen– te duro: decírselo a mis padres. Los pobres lloraron tam– bién de veras; pero corno son muy cristianos, no quisie– ron oponerse de un modo abierto: sólo me dijeron eso de «si lo había pensado bien..., si no tendría luego que 473