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que el Padre estaba ya esperando... ; y todas se pusieron en movimiento. Llenaron primero el zaguán de la por– tería; después, según iban viendo al Padre desde la puerta, callaban repentinamente y entraban en el reci– bidor grande del convento. El padre Fidel, de pie detrás de una mesita redonda, cubierta por un tapete verde bas– tante gastado, las miraba al entrar, y trataba de sonreír. Se fueron alineando todas a lo largo de las paredes.. Cuando todo movimiento y ruido hubieron terminado, y las miradas todas se volvieron al Padre, éste dijo que iban a dar comienzo al acto rezando de rodillas un Avemaría a la Madre del cielo... Gran expectación reinaba en el amplio recibidor cuan– do, acabado el rezo, y ya sentadas todas, el Padre se dispuso a hablar. Estaba el hombre bastante nervioso, aunque tratara de presentarse risueño y tranquilo. ¿Ten– dría acierto en•. aquella primera reunión, de la que depen– dían tantas cosas? ¿Dejaría a todas aquellas jóvenes, al– gunas de las cuales no eran siquiera terciarias, con ver– daderas ganas de volver, o marcharían más bien desilu– sionadas por la pobre impresión que él les produjera? ¿Cómo encontrar las palabras exactas y bellas que tra– dujesen fielmente sus íntimos afanes y sentires, hasta lograr que vibraran cálidamente las mejores fibras de todas aquellas almas que hacia él volvían los ojos? Al fin, abrió sus labios... ; y con hablar que empezó siendo algo titubeante y fue empapándose luego de tran– quila seguridad, trató de explicar a las reunidas el motivo de la reunión : No se intentaba, de momento, constituir una nueva Juventud... No era ni conveniente hablar de ello... ; los motivos principales no podían explicarse en aquel acto... Quería sencillamente hacer apostolado juvenil, des– pertando hacia los más altos ideales a un grupo de al• mas generosas y vitalmente frescas ... Quería que ese gru– po empezara a ser dentro de la Hermandad Terciaria de León «la gracia y la levadura»... El les dedicaría a ellas una atención entusiasta y pre– ferente ... ; mas no podía prometerles grandes realizacio– nes, pues, aparte de no contar con local ni con medios materiales, carecía también personalmente de libertad de movimientos para aquella clase de actividad... : tendría 30