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PROBLEMAS MISIONALES 85 C2.terini y el arzobispo Pedro Gianclli, como secretario. Esta Comisién, o\:s– pués de algunas sesiones, presrntó al Papa una relación de los puntos gene– rales que convenb tratar 'en el Concilio. Pío IX aprobó las deliberaciones e instituyó inmediatamente una Congregación para dirigir los asuntos referentes al Concilio General. Esta Conuregnción se llamó comúnmente: La Comisión (entra/ o directora, Esta Comisión central decidió, con la aprobación del Papa, nombrar otras Comisiones especiales subordinadas a su dirección, entre las cuales se debían repartir las diversas materias de estudio y preparación. Se componían de teó– logos y canonistas d'e los Dicasterios Romanos y de los; diferentes países de la cristiandad. Se formaron, pues, seis Comisiones o, mejor, Subcomisiones especiales: 1.", la Comisión de Doctrina, llamada también teo'.ógico-dogmá– tica; 2.", ía encargada de los asuntos político-eclcsiústicos; 3.", la de los asun– tos concernientes a JI/fisiones e Iglesia orientaks:• 4. 0 ·, la de los asuntos de dis– ciplina; 5.", la de las Ord-enes religiosas; 6.", la de Cí'remonias. Ademá!,, d Papa mandó enviar cartas a, 36 obispos del Occidente y varios del Oriente, invitándoles a indicar las mat'erias que creían podían discutirse en el Concilio. Así Roma se informaba de todo lo que podda tratarse en tan solemne asamblea. En el año 1867. se conmemoraba el 18 centenario del martirio de San Pe– drc y San Pablo. Con est•e motivo el 8 de diciembre de 1866 el Papa invitó a todos los obispos dcli orbe católico para que concurrieran a Roma, a fin de festejar solemnemente esta memorable frclia, en la cual se canonizarían tam– bién varios beatos. Centenares de obispos y sacl?rdotes se habían reunido ,:,n Roma con esta ocasión, y el día 26 de julio <l'e 1867, en Consistorio público, Pío IX anunciaba el futuro Concilio ecuménico. Entonces más de 500 obispos que había presentes en Roma entregaron al Papa un memorial de f'elicitación por tan fausto acontecimiento, al cual el Papa contestó nwnifestando su pa– ternal benevolencia y justa satisfacción, anunciando que, 'en cualquier época que se tuviese el Concilio, sería puesto bajo la protección de María Inmacu– lada y se abriría el día de su fiesta, El día 29 de jun:o O'e 1868, en la fiesta del Príncipe de los Apóstoles, Pío IX publicaba la bula Aeterni Patris, con la cual convocaba! en Roma el XX Concilio ecuménico, que se abriría en la Basílica de San Pedro el 8 de diciembre de 1869. En el solemne docum'ento pontificio se convocaban a los que debían concurrir y se det'erminaban los fines del Concilio. La Comisión central propuso al Papa invitar también al Concilio a los obispos orientales, que 110 estaban 'en comunicación con la Iglesia Romana. Siendo del agrado del Pontífice esta propuesta, envió a todos los prelados de rito oriental que estaban separados de Roma 'el día 8 de septiembre de 1868 la bula Arca110 diuinae Prouidentiae consilio. invitándoles: paternalmente a la asistencia, así como en tiempos anteriores habían conc,urrido a los Concilios de Lyon y d'e Florencia. Se enviaron delegados personales con las cartas del Pontífice, pero en general no se aceptaron y por diversas causas se frustró la tentativa (2). ('.!) Cf. En:Exrn CEccoxr, l-!t,,ri11 del Conrilio B<'11111enico ratirano srritta sui /)o– cu111cnti oriyinali, tomo II, eap. 11, p:\gs. el:! y sigs., ltorna, 157[).
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