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76 mismo el Buen Pastor, con razón podremos también d1•nominar a la i'vladre del I3uen Pastor lvlíslh a Pa:,;tLJra de las almas. Si bien el fundamento de este título sea tan antiguo como la matcrnidaa. divina, sin 'embargo, su uso y de– voción c:s relativamente reciente. Como no todo;, los lectores tendr[m conoci– miento de su origen, vamos a indicirlo brevem'ente. El venerable padre Isidoro de Sevilla, misionero capuchino (i- 1750), pro– fesaba una tierna devoción a la lVIadre de Dios y, vitcndo d poco fruto de sus sermones al pueblo, rogaba incesantemente a Nuestra Señora que le ins– pirase un m'edio para reducir las almas extraviadas al Buen Piostor. Según una constante tradición, la noche del 15 de agoste, de 1703, orando con mayor intensidad, fué consolado con una visión de la Virgen vestida con hermoso traje de pastora, rodeada de ovejitas, y la Seííora l•e dijo: ''I-faz pintar mi imagen como me ves y preséntame así al pueb!o en tus predicaciones, y los oyentes derramarán abundantes lúgrimas". Obedeciendo a la inspiración del cielo, encarHó al pintor A. de Tovar la imagen de la Di,;ina Pastora co:no, él :a quería. El día 8 de septiembre del mismo año la prt:srntó y explicó en S'e– villa ante la multitud, que empezó a invocarla y venerarla con el dulce nombre de Divina Pastora de las almas. Esta con3oladora y simpútica devoción se propagó primero en Sevilla, luego los capuchinos e.spañoles la t~xtendieron r{1pidamente por Andalucía, Valencia, Cataluña, Castilla y toda España. Se multiplicaron las imágenes, las capillas, los altares y hermandades en honor de la l\Iadr'e del Buen Pastor. En Sevilla el mismo padre Isidoro fundó la Real Hermandad de la Divina Pastora, en la parroquia de Santa Marina, en la que ingresó Felipe V con la Familia fo.::1I. La Sagrada CongrqJación de mtos riprubó y concedió el 1 de agosto d'e lí95 el oficio y misa de la Mística Pastora, nombrúndola al mismo tiempo Patrona de las JVIisiones Capuchinas, señalándose para la fiesta el segundo domingo después de Resurrección. En– tre los propagador'es de esta devoción, ademús del padre Isidoro, se cuentan lamoü~n d venerable padre Luis de Oviedo, venernble padre Mi\)uel de Be– naocaz, el Beato Dic\)O de Cádiz, 'el padre Vélez, arzobispo de Santiago; Martínez Súez, obispo de La Habana, el n:rdrnal Vive~ y Tute'>, el venerable padre Esteban de Adoain, célebre mision'ern de América. Los misioneros ca– puchinos español'::s propa\ )i.mm esta devocún en tod:.is sus Iviisiones, tanto internas como extranjeras, principalmente en J\;Iéjico, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentín:,, en las Antiilas y en la Luisiana y la Flo– rida, durante la dominación española. Se difondió también esta advocación en Italia meridional, siendo d'gna de l?spccial mención la que la profesaba Santa María Francisca de las Cinco Llagas (22). (22) 1';1 qrn• clPSl'P mús nol idas 1nwdP eonsnltar las signiP1itPs ¡. nhlieaeio11Ps: P. Fi;1nrÍ:'-; l)¡; .\LCARAZ, 0. l•'. :H. C.\P., I,o Dirino l'astora, 2.• ed. i,;pyiJla, 1U0;-:; lin;1¡o:-;yMFS A C.\BILI, O. F. l\I. ('_\P., Ornlio lrnmi/cm reprucsc11ta.lio11rrn s11p¡J/i– r·e1wj11e am¡ilcetcns dcprccationcm, in qua 11,n11i11is ru' lituli lllfJslicrw l,e11ir¡11ac,¡uc mlinwrum l'uslricis ,,riuo et ¡iro¡¡rielas in !J. F. J[. multis ¡iro¡¡oniiur, :\fn,lrid, l7!l7; A.nalerta Ord. Fr. Jlin. Gap., 1();l7, tomo III, 11úgs. ;12;¡.;¡2<,; 1S88, tomo IV, púgs. 80, 1:)4, 2:1a, 21:;, :~07, :~:JG, :lG~~; ..::\.KDRÉs 1n; P.AL \IA, O. F. l\L CAP., I.1a J)irina Pastora, en las artes, en la bibligrafía y en el apostolado, rn Bstudis Franriscans, 1()23 'tomo XXXYI, ¡ms11i111; llIELCIIIOR A l'om,_\DFRA, 0. I<', l\I. C.\P., Jlist. (}en. Onl. Ji'F. Jlin. Ua¡mcninornm, ¡rnrte II, Yo!. I. púgR. 217-21.S, Homa, 1!l-1S.
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