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PROBLEMAS MISIONALES 69 bant rmribus meis et eliquabatur veritas in cor m.:um et exaestuabat inde af~ [n:tus pietatis et curreba11t lacrymae et berw mihi crat c1w1 eis (43). El salmo, dice San }\.mbrosio, Benedictio populí est. Dei laus, plebis laudatio, plausus omnium, sermo universorum, vox Bcclesiae, fidei canorai confessio, auctoritatis plena devotio, libertatis laetitiae, clamor iucunditatis, laetítiae res11ltatio (44). Los ordenados in sacris y muclns personas religiosas tienen obligación de recitar cotidianamente, en particular o en común, esta oración litúrgica de la Iglesia, la cual reviste un carácter universal: 1) Universal en las intenciones que se deben tener en el rezo de esta oración oficial. Domine in unione illius divinm:- intentionis qua ip,.;e in terris laudes persoluisti, /zas tibi persoll'o (45). ¿Cuál es la intención de Jesucristo en la oración? La gloria de Dios y la salvación de las almas: Sancti[icetur nomen tuum, ilducniaf rc¡¡m:111 tmwi (46). El fin de su venida a este mundo es que tengamos vida y !;~ tengamos en abundancia (47). Esta es la misión de J c~ús, a esto se dirigen sus oraciones al Padre. 2) Uniuersal por razón ele su carácter público y oficial: porque los sacer~ dotes y demús personas obli9<1das por ley ecl'esiástica al rezo del Breviario lo hacen en nombre de todo el pueblo cristiano! y para bien de toda la huma– nidad. Los sacerdotes son los intermediarios entr'e Dios y el pueblo. 3) Universal en la doctrina y en los senlimientos que contienen; pues un buen número de salmos, himnos, antífonas, responsorios, l•ecciones de Escri– tura y otras partes que comprende el Breviario son formalmente o te/eológi– cwncnte universalistas y, por tanto, misionales. El Salt'erio, con los otros libros sélgrados, pasó de la Sinagoga a la Iglesia primitiva, la cual lo recibió como un texto de inspirada oración colectiva e individu~l, y lo introdujo en su litur~ gia, considerando que en todas sus púginas se oye la voz de Cristo, como d'ecía San Agustín: "Siento lo voz de Cristo ue/ psal/cntem, ve/ ycmentem, uel lactantem in spe, ve/ suspirantem in l'e" ( 48). Jesús, nuestro Redentor, es d centro de todos los tiempos, de todas las almas de todos los acont•ecirnientos, de todos los misterios reveh1dos para la salvación de la humanidad. La liturgia de la Iglesia, en su multiplicidad, re– viste también un carácter de unidad final, pudié:ndose con razón llamar Cristo~ c,'nlrica. Luego podemos concluir con San Agustín: Orate et pro d1;;persis ouíbus: vcniw1t et ípsi, agnoscant et ipsi, amcnt et ip.'i, 11t sií- 1111us gcex et unus Pastor (19). Finalmente, Pío Xí, Papa de las lVIisiones, mtmdó hsertar en las Letanías de lrn; S,:ntus la innicación misionera, que abraza a todos los que están fuera elle la Iolcs'a l at(,lica, apostólica, romana: Ut ornncs errantes ad zmitatem <4::J Lib. IX, ('<lp. U, l'. L., :12, ,Híl-770. (•1-1) R¡)(lrr. in l's., I, n. H, 1'. L., 14, [)(iS. (4fJ) Cf. il¡,cri Do11tine, init. Off. (4H) JH.unr., \' l, H. (47) lu.\NN., X, 10. (4S) In l's. 42, n. 1, l'. L., :m. -HG. (4\l) ,'<cn11. 1::s, I'. L., ::s, íGH.
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