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PROBLEMAS MISIONALES 485 hijo de San Francisco, cardenal Vives y T utó: "Bebéis llenado, señor car– denal, toda la medida de mis aspiraciones" (23). Este Concilio pl:enario, inspirado en la más pura doctrina católica, en los Concilios Tridentino, Vaticano y en Concilios y Sínodos de América latina, fué una obra eminentemente jurídica que constituye un lVlonumentum aere pcrennius. Cerno dice Federico Roldán, "más qu•e esas obras infolio {de los qrandes canonistas) valen las actas del Concilio plenario de la América latina celebrado en Roma en 1899, el mayor monumento canónico de nuestros días, según •el sentir de los más eximios canonistas; y d Concilio plenario americano fué obra casi exclusiva del cardenal Vives, que si, al principio, figuró como consultor, después le presidió investido ya de la sagrada púrpura, que León XIII le otorgó como justo premio a sus méritos" (24). El obispo de San Luis de Potosí, don Ignacio Montes de Oca, t:n una calurosa felicitación en nombre de l0s prelados 2mericanos con motivo de su elevación al cardenalato, entre otras cosas le decía: "Esa promoción debidél a tantos méritos 'era un deseo ardiente de todo el Co:icilio plenario americ:mo, que no volvía de su asombro encontrando tanto v:1lcr en una persona. r,a América ha recibido una vez más de un español, en vuestra persona, semillas de una vida fecunda e imborrable. Y todos los prelados s'c congratulan de de– ber tantos bienes a un español y a un hijo del serafü1 de Asís" (25). Con la celebración del Concilio en los "últimos meses del siglo pasado y la promulgación d'e sus decretos en 1 de enero de 1900, la Iglesia americana dividió su historia en dos grandes etapas: dejó atrás cuatro siglos, especial– mente el siglo x1x, siglo de perturbaciones religiosas, y comenzó el siglo de vida nueva y franca prospe1idad. Ambos sucesos constituirán, para si'empre, uno de los puntos más salientes, uno de los acontecimientos más trnscendent?.~ les en los fastos de la Iglesia latinoamericana'' (26). El cardenal Vives y T utó fué una gloria de la Ord-cn capuchina, columna de la Igiesia, honra de España, lustre del Sacro Colegio Cardenalicio, culti– vador de las ciencias eclesiásticas, incansable propagador de la religión, asceta austero que supo unir la humildad del capuchino con el esplendor de la púr– pura. Sus virtudes y su ciencia le conquistaron la confianza de los Pontífices León XIII y San Pío X, los cuales le confiaron la resolución de asuntos muy delicados y trascendentales. Pío X, cuando le comunicaron la noticia de su muert'e, exclamó: "Abbiamo perduto l'amico piu fedele della Santa Sede" (27). La América latina debe al cardenal Vives y Tutó el germen fecundo de una nueva vida eclesiástica y cristiana, cuyo desarrollo elevará el nivel reli– ,iioso y cultural d-el clero y de los fieles en aquellos nuevos Estados. (2:;) l 'f. Rur1mTo DE l\IAxm:sA, El card('nal Vives 11 el ro11ei/io plenario de la ! mfrica latina, en l!J-<tudios Franciscanos, 1Hl3, torno XI, pág. 96. (24) ('f. Gorreo Interior Josefino, 1913, pág. 346. (25) ('f. P. RuPERTO, l. c., púg. 96. (26) C'f. Hollettino del Collegio Pio Latino A.mericano, afio X...XV, nn. 3-4, 1tgosto– ,lil'iemhre de W25, pág. 150. (27) Cf. Correo Interno Josefino, n. 201, octubre de l!l13. pág. 304.

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