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9. EL CARDENAL VIVES Y TUTO Y EL CONCILIO PLENA– RIO DE LA AMERICA LATINA CELEBRADO EN ROMA EN 1899 (*) l. Precedentes histtíricos.--La evangelización de América latina se ve– rificó en poco tiempo. La colonización y la cristianización generalmente co– rrían parejas (1). A esta realización histórica concurrieron varias causas, entre las cuales señalamos tres: l.ª La multitud de op'erarios evangélicos que pasaban a Indias con el apoyo oficial y financiero del Estado. En fuerza de un decreto del cardenal Jiménez de Cisneros, del año 1516, ninguna nave española debía pasar al Nuevo Mundo sin que llevara sacerdotes. Carlos V, en 1526, ordenaba que toda flota estaba obligada a llevar religiosos para la predicación del Evange– lio. Clemente VI, en 1532, secundando los deseos del emperador, 1-e autori– zaba para enviar a América 120 franciscanos, 70 dominicos y 10 jerónimos (2). Numerosas expediciones de religiosos de todas las Ord•enes pasaban de la Península Ibérica a las nuevas tierras descubiertas. También el clero secular, aunque no en cifras tan elevadas, concurrió con c~lo a la evangelización del Nuevo Mundo. Las investigaciones hechas hasta el presente en el vasto campo de la acción misionera de los sacerdotes dioce– sanos en América son pocas todavía (3). 2.' A la rápida conquista espiritual de las Indias occidentales contribuyó también la organización eclesiústica, porque la jerarquía se erigió muy pronto en las diversas regiones. Transcurridos apenas treinta años desde el descu– brimiento el Papa Julio II pudo mandar a Puerto Rico y Santo Domin– go (1512) los dos primeros obispos que bendijeron el CoI'.tin•ente Nuevo. Siete años después (1519) León X mandó a Julián Garcés a Yucatan, donde fundó la antigua Angelópolis; y en 1522 Adriano VII dió a la isla de Cuba su pri– mer obispo. Clemente VII, en 1527, qeó la sede m'ejicana y la dió al célebre franciscano Juan de Zumárraga, y en 1530, la de Venezuela, con Rodrigo de Bastida. Paulo III, durante sus quince años de pontificado, instituyó las sedes de Guatemala, Lima y Quito, y, a mediados d·el siglo XVI, Chile y Brasil vieron (*) Discurso leído en la: S<>numa Capuchina, de Barcelona, 1950. (1) Cf. FRANCISCO J. MONTALBÁN, S. J., Manual de historia de las Misiones, pág. :h'34, Bilbao, 1952. (2) Cf. J. ScnMIDLIN, Katl1olische Missionsgeschichte, púgs. 288-289, Steyl, 1925. (:!) Una publicación moderna en este sentido la tenemos en la obra del autorizado americanista padre BAYLE, S. J., El clero secular 11 la elJangelización de América Madrid, 1950.

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