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PROBLEMAS MISIONALES 463 grafía imperial de París editó la Gramática amarico-galla, que consta de un grueso volumen de 530 páginas. Arreglados sus negocios ccn las autoridades parisienses, fortalecido con los ejercicios espirituales, ll•eno de celo y amor por los hijos lejanos que había dejado en Africa, regresa de nuevo al campo del trabajo apostólico. T•erccr uiaje apostólico (19-IV-1866 • 4-V-1867) .--En el mes de abril de 1866 se embarca en Marsella con rumbo a su amada tierra de Etiopía, pa– sando sucesivamente por Jerusalén, Alejandria. Aden, Zeila... En Massaua compra diez jóven'es esclavos y los envía al Colegio de Marsella. Massaia está dominado por un solo propósito: buscar el camino para entrar en la Mi– sión galla. El momento es difícil y peligroso, porque Abisinia estaba en gue– rra entre Teodoro e Inglaterra; la parte d'el Tigré era contraria a Teodoro y la región de Scioa seguía a Ivianelik. Massaia decide escribir a éste una her– mosa carta, pidiéndole la gracia de atravesar su reino para llegar al país galla, y espera en Aden su respuesta. Mas he aquí que le lli?gan cartas de Roma y de Marsella, las cuales le comunican qu'e es mgente su presencia en aquellas ciudades (13). Regresa rápidamente a Euro!')il y arregla sin tardanza sus asun– tos para dirigirse de nuevo a Etiopía, que le espera. C11arto i•iaje apostólico (9-IX-1867 8-VIl-1880). -En Rom,1 fl'cibe ia respuesta de l'vlenelik, que le dice: "Con el mi::,mo afecto que tú me amas ,t mí yo te amo a ti: por tanto, ven a mi reino cuando puedas ... He ~nviado a la costa un hombre de mi confianza, pregúntale y él te dará noticias de mí, y de mi casa. Dios te conserve... " (14). Finalmente, el camino tantos años cerr;ido a los 'europeos se facilitaba, la puerta de ingreso a la Misión de los pueblos galla se abría. El divino impa– ciente acelera lo que puede su viaje, y el 2 d•e octubre llega a Aden, donde ya le esperaba el enviado de Menelik, Ato Mekew, qL!Í'en recibirá, en com– pensación de los servicios prestados a Massaia, el don de la fe católica. Vencidas a fuerza d'e paciencia y dinero las dificultades que el emir de !a ciudad de Zeila, Abu-Beker, un musulmán sin esGúpulos que es el amo de !a costa y de los caminos que conducen al interior les pone. Massaia y los mi– sioneros que l•e acompañan pueden salir de Ambabo el 1 de febrero de 1868 para Tagiurra, costean el lago Assal, atraviesan el país de ios feroces Da– nakil, de cuyos asaltos milagrosamente pueden librarse. Escribiendo al padre procurador general de la Orden decía: "Jamás he sufrido tanto en todos mis viajes pasados ... Hemos llegado casi muertos, especialmente yo"... (15). Extenuados de fuerzas llegaron al ghebi o cuartel general de M•enelik, que les 'recibió con benevolencia y les proveyó de todo lo necesario. Massaia l'e entregó una carta del gobernador inglés de Adrn, en la cual le exhortaba a no participar en la guerra con Teodoro si no quería que su país fuese invadido por los ingleses. El joven rey se aconsejó con Massaia, quien le persuadió (1:l) ('f. BGILBEHTO :\I.\HTIXE, J!assaia da l'ici110 r·o11 1111a scelta !li cc11tn e ¡,iil lettere di Jlassaia e di alil'i e otto toro/e f11ori testo, vúg-. 12!l. Homa. rn:n. (14) Cf. ETTOJ\E CozzANI, rita di Gugliclmo .,llassaia, tomo II, ¡,úg. 10(i. Flo– reneia, W44. (lfí) Cf. . -trch. Oe11. <lelle Jlissio11i Cap¡111cci11e, Iloma. Jlissio11c di Ade11, :10 <le marzo do 1868.
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