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PROBLEMAS MISION!,LES 455 La otrn fué confiada a la Orden capuchina, nombrando vicario apostólico al padre Guillermo da Piova (cardenal Massaia). El territorio del Vicariato compr•endía varios reinos y provincias reunidos bajo el nombre común de Galla, que no es otra cosa sino la prolongación de lai de Abisinia, o parte meridional de la vasta y magnífica región conocida por los geógrafos bajo el nombre de Explanada etic5pica (3), la cual, según l'vlassaia, tenía una población de cerca de doce millon'es, en su mayor parte paganos (4). Esta es la Misión confiada por la Iglesia a la dirección y evangelización del vicario apostólico Guillermo Ma~saia. II. VrnA ADMIRABLE DEL APÓSTOL DE LA ALTA ETIOPÍA. l. El aspirante misionero.--Lorenzo Mas,;Jia nació en Piova (Piamonte) el 8 de junio de 1809, de honesta y desahogada familia de agricultores. Desde su juventud sintió fu•erte inclinación a la vida apostólica. A los diecisiete años de edad, el 6 de septiembre de 1826, empieza con fervor el noviciado en el convento capuchino de la li/ladonna di Campagna, cerca de Turín, cambiando ~l nombre de Lorenzo por el de Guillermo. Terminados brillantemente sus estudios, fué elevado a la dignidad sacerdotal en 1832. AL año siguiente es n.ombrado C3pellán del Hospital Mauriciano de Turín; desempeñó los cargos de lector de Filosofía y de Teología, d-efinidor de la provincia y se dedicó a los ministerios, según lo permitían las ocupaciones de sus cargos. Era tal la prudencia y destreza en los negocios, que muchas personas acu– dían al padre Guillermo para p•edirle consejo, entre ellas el rey Carlos Alberto, que le apreciaba como su mejo•r consejero y le confió la dirección espiritual de sus dos hijos, Víctor Manuel y Fernando. Los votos más ardientes del joven capuchino eran las Mision•es entre :n– fides, como manifestó a los superiores (5). Por seguir este sublime ideal de propagar la fe y extend'er la Iglesia renunció al obispado que le proponía el rey Carlos Alberto. Confiado el Vicariato Apostólico de la regióill galla a la Orden capuchina, los superiores de Roma ponen los ojos en el padre Guillermo para dirigirla. Recibidos los informes más favorabl'es deL superior provincial sobre sus cuali; dades morales e intelectuales (6), es presentado a la Santa Sede como el can– didato más apto para la nueva Misión. Nombrado obispo titular de Casia y vicario apostólico del país galla, el 24 de mayo d>e 1846, con gran solemnidad, recibe la consagración episcopal del cardenal Franzoni, prefecto de Propa– ganda Fide, en la iglesia de San Carlos, al corso de Roma. El Papa Gregorio XVI, aunque gravem'ente enfermo, quiere demostrar su predilección por el nuevo apóstol, y pocos días antes de morir le recibe con paterno afecto. Es la última audiencia de Gregorio XVI. Este Papa, que en– tre los Pontífices del siglo x1x merec•e ser llamado el Papa de las /\/fisiones, (:() ( 'f. CLE~IE:'-.TE D.\ 'l'EJlZOHIO, o. <'., l)Úg. fl4. (4) ('f. il,íd., vúg. H5. (ií) ('f. U. :.\L\S8AIA, O. l•'. :.\f. CAP., l miei tre11taci11r¡11e a1111i di Jlissione nell"ctlta. Etio1,ia. Jfemorie storiclH', torno I, vúg. ·1. Homa..:Tírnli, l!l'..!1-W:lO. ((i) ('f. Arch. Gen. delle :llissio11i ('ap1mrr·i11e. Lettere del Jiassuia. Lett. del 3 genn. 18'i6. I Galla, 3. Comzznicationes ordinariae, A. 2, f. I.

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