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PROBLEMAS MISIO;';ALES .!51 el Japón, llegando a Kagoshima el 15 de agosto de 1549. En Yamaguchi se detiene dos meses predicando en japonés. No obstante que los resultados no fuesen del todo satisfactorios, no se detiene y decide continuar su viaje hasta Meako, capital del imperio. No pudiendo lograr sus intentos de visitar y con– vertir al emperador, mal de su grado tiene que regresar a Y amaguchi, donde obtien'e licencia del daimio de predicar libremente la fe de Cristo. Nombrado superior provincial, regresa a la India, dejando el Japón, donde había perma– necido veintiséis meses. Arreglados los negocios en la India y distribuido el personal misionero, dirige sus pasos hacia la Chin.:1 y, li'é!gado a la isla de Sanciano, la enfermedad trunca su brillante carrera apostólica, vobndo íll cielo su ardiente alma el día 3 de diciembre de 1552 (55). Este grnn Apóstol de las Indias y del Japón es un peregrino de Cristo• por tierra y por mar. "En incómodas naves recorrió trece veces 900 a 1.000 kiló– metros que hay entre Goa y la costa de la Pesquería; dos veces 7.000 km. para visitar las Malucas; dos V'eces 8.000 km. para ir al Japón;: por fin, 7.000 kiki– metros para intentar la entrada en China.• 'A.. esto hay que añadir los miles y miles de kilómetros que hizo de camino por tierra" (56). El campo de apostolado de Javier no es menor que 'el de San Pablo y su vida misionera tiene muchas analogías con la del Apóstol de las Grntes. Su ·;ida es sumamente dura, profundamente piadosa, inflamada 'en ardient.~ celo por las almas, llena de sacrificios, de peligros, de divinas impaciencias por la dilatación del reino de Cristo Jesús. Fué noble, sabio, explorador, organiza– dor, superior, santo, apóstol 'extraordinario. "San Francisco Javier--dice el padre Astrain---ha quedado en la Iglesia como tipo de uarón apostólico. Es el hombre de corazón magnánimo, de celo insaciable, de actividad i.nextin– guible. Sus virtudes apostólicas, realizadas con los milagros y profecías de qu'e Dios le dotó, nos presentan la figura del Apóstol de las Indias como la de un hombre extraordinario entre los mismos extraordinarios, como una espe– cie de milagro que asombra, y, al mismo tiempo, qu2 convida a bendecir a Dios, que le hizo tan grande, espanta y anonada nu'estra pequeñez" (57). Javier, como Pablo, parece haber sido llamado para crear y fundar, dejan– do a otros el cumplimiento de las obras. Su lema era: Amplius, siempre más (58). Su misión es seguir ad•elante, abrir las grandes vías de conquista, hacer llegar la luz del Evangelio donde no ha penetrado todavía. San Pablo escribía a los corintios: "Superabundo gaudio in omni tribula– tione" (59). San Francisco Javier, en medio de sus tribulaciones y trabajos (55) Cf. .i!onumenla Xrweriana, tomo I, Sancti Francisci' Xaucrii E¡,islolris alía• ,¡uc scri¡da 1·0111plecte11s, púg. l!ll, :\Iaclrid, lSD()-1()00. Cf. l.'timn Jfo1111111e11ln J[i,~. sionum Socidaiis Jesu. Yol. I. Jpistolac S. Francisci Xav,erii aliaque eius scripta, nova ed. G. SCHl!HIIA~nmn, S. J.; l. WICKI, S. J. (1535-1548); Bibliotheca Instituti Hist. S. J. Vol. II. ALEss_\NIJRO VALI<J:,_\:-.o, S. J., Il istorin del ¡ni111·i¡,io !! ¡1rogreso de la Com1mriía de Íl'SIÍS en las Indias Orientales (1542-6-í). Ed. J. \Y1cK1, S. J., pá– gina 261. Roma, l!l44_ (56) Cf. BRUCKER, Ln Compagnie de Jésus, pág. D4, Farís, mm. (57) AwrRAIN, S. J., Ilistoria de la Uo111z¡aiíín ,de ,/cslÍs en la Asiste11eia <le Bs– paiia, tomo II, púg. 4(35, ifadrid, 1()02-1923. (58) Cf. IlEIWE:'.RÜTHER, ,';toria della Chiesa, tomo VI, ¡iúg. 2!l:i, Plorenein, 1!)24. (5D) JI Cor., YII, 4.

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