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442 P. PÍO DE MONDREGANES A pesar de lo mucho que se ha escrito sobre esta gigantesca figura misio– nera, no creo qu'e se haya agotado la materia, y menos aún que se hayan en– vejecido sus ejemplos, y enseñanzas. "Los escritos del apóstol-dice el padre Bernardino cie Piconio-- son fuentes perenn'es e inagotables de luz y de fue– go" (2). Su vida y doctrina conservan una uitalidad pf;·enne en el campo misionero. "Cuando la misionología ---dice monseüor Costantini-se separa de Sas Pablo dcca'e y sufre como de, un entorpecimiento de vejez; cuando vuelve a él se rejuvenece y resucita. Este es el punto que comprobamos en nuestros días" (3). No es, pues, de extrañar que en 'este resurgir misionero, en esta primavera floreciente de movimiento misionológico, en este siglo de lucha con– t,a el paganismo moderno, dirijamos nuestra mirnda al modelo, sigamos sus ejemplos y aprendamos sus métodos en la propagación de la fe y penetración del Evangelio. San Pablo es siempre de actualidad en el mundo misionero. Como dice San Bernardo, "el convertido Pablo fué hecho ministro de conver– sión en todo el mundo ... ; ni aun ahora cesa de influir 'en la conversión de los hombres con el ejemplo, la oración y la doctrina" (4). * * * Por los Hechos ele los Apóstoles conocemos la prodigiosa convers1on de San Pablo en el camino de Damasco, cómo de pers·eguidor de los cristianos fué convertido en vaso de elección y Apóstol de las Gentes; allí se refieren los múltiples viajes apostólicos qu'e Tealizó, lo que trnbajó y sufrió por anun– ciar el Evangelio. De su vida, ele sus viajes misioneros y de la densa doctrina de sus cartas se puede deducir el método misionero que usó. Pablo es una figura verdaderamente extraordinaria. Está revestido de bri– llantes dotes naturales y adornado de carismas celestiales que hacen fecundo y maravilloso su apcstolado. Nos presenta en su persona y en su apostolado múltiples y variadas facetas que no 'es fácil reducirlas a estrechos límites sin que pierdan su encantadora belleza. No obstante, queremos indicar, sumaria– mente, algun¡¡s principales que pueden servir de 'ejemplo a los misioneros de nuestros tiempos. a) Unitwrsa/idacl.--·Pablo repetidas veces manifestó el carácter de su mi- des ('hristc11t11111s, LPip¼ig, 1!)24; .T. IIoLZXER, l'a11l11s, sei11 /,ebcn 1111d sci11c Briefe, Frihnq.;o. 1!!40; B. l'EL.\I.\, f,'A¡wstolillo 11el ¡,e11siero en el cuore di N. l'aolo, en S. /'110/0. /.n ,·011 rcrsioile, /a. fi,111ru e la do/trina. ConfPre11eia dada PU la Yl i::kmana Bíblica (Horna, rn:rn! por el profesor de Sagrada Escritura del Seminario de Italia, púgs. !J(l-1-12, !\orna, 1!lil7; K PIEPLH, Paulus, i\liJllstcr, 1!12!); F. \Y. PQZLI, Die .llitarl,citc,· des Jrelta¡,ostels I'aulus, l{pgpnslmrg, Hlll; O. Hwcrnrn, l'aolo Aposto/o, H.oma. ]()4(i: ('. ItoBERT, R. ,J., Naint i'aul .lli.1·sionnaire (Xawriana, n. llH-120), LoYaina. 1n:i:~: L. rro:-.;DELLT, ll pcnsicro di ~"'t Paolo, l\Iilún, lD:!8; C. \~1LLOSLAIL\, S.. J., Nan J'ablo ante la B.,¡,afía ¡rnf11wa, Bilbao, s. u.; A. Ynn, R. ,T., 1l pensicro •missio– J11trio 11ell'a11i,,,a ,.¡¡ N. i'aolo, Pn '!'eolo,¡ia e .llissioJ1i, púg. 1ü:{-l!l2; IBÍD., Ni!!na apos– tolatus I'auli, Pll 1·erb111J1 Domini, ]()28, torno YIII. púgs. 75-80, 10(}-110, 17ü-184; \\'En:-ELE, J'aulus als J/ci,ulc,u¡¡issio11ar, 'l'nbiuga, l!lO!J. (2) ('f. B1mx.\DI:<;l.'s A l'1co:-ro, O. I<'. J\L CAP., Opera Omnia, torno IY, B¡¡is– tolac. pú;:. Y! II, l'arís, ]!)O]. (::) l.a moderuitá di 8. l'aolo, Pn ra e aJ1n11J1.úa. il Reuno di Dio. I diseorsi missioJ1ari, púg. ll!l. J\forcrlliana (BrPs(•ia), 1!)4:l. (4) Senil, de 8a11clis, In conrersio¡¡e N. Pauli, .l[J,., 183, :lfi9-3UO.

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