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PROBLEMAS MISIONALES -ns de la conclusión a que arribara después de haber consagrado al estudio dd tema los más sazonados años de mi vida" (37). Dejando ias finalidades materiales que tuvieran muchos de los emigrantes a las tierras de Ultramar, nos limitamos ahora sólo 21 campo misionero. ¿De qué métodos usaron los misioneros para obtener en tan poco espado de tiem– p•J tan brillantes resultados! ¿De qué manera desarrollaron su acción misio– nera en aquellas •extensas regiones pagana8 confiadas por los Pontífices a los Reyes Católicos para propagar la fe y plantar la Iglesia? l'vluchos son, sin duda, los factores que influyeron en la r'ealización de esa epopeya misionera pero, por falta de 'espacio, nos limitamos a indica;: los siguientes: l. El personal misionern.-Como ya se ha indicado, desde el seg,mdo viaje de Colón se enviaron, ciertamente, misioneros al N nevo Mundo. Gen'e– ralm'ente en las siguientes expediciones marítimas nunec1 faltaban operarios evangélicos, conforme se lee en las Ordenanzas de los Reyes: "Conviene al ~ervicio de Dios y bien de las almas y ampliación de nuestra Sasta Fe Cató– lica que 'en las provincias de las Indias haya mucha copia de religiosos, porque se entiende que la mies es mucha y los obreros pocos ... , en cada flota se envíe copia de religiosos .. , en todas las flotas pasen todo,, los religiosos que fuere menester. .. ". Y s'e exhorta a los prelados regulares .:¡ue "procuren persuadir, mo– ver y prevenir a los tales religiosos para que qui'eran pasar a Indias" (38). A la voz de los reyes luego las regiones descubiertas se llenaron de mision'e– ros, de tal modo que Fernández de Oviedo pudo escribir: "1\1:e parece en ver– dad que estas tierras manan o que llueven frailes" (39). El celo por la pro– pagación de la fe y el 'espíritu emprendedor de la raza arrastraba cientos y miles de frailes para poner el Nuevo l'víundo a la sombra de la cruz y bajo el pabellón de Castilla. Pero no a todos indistintamente se les permitía pasar; d-ebían ser antes examinados y aprobados, Don Í'ernando escribía a don Diego Colón en los siguientes términos: "En lo que tuca a la examinación de los clé– rigos, por que allá no vayan sino personas como conviene, he mandado pro– veher que los que de aquí adelante ovier'en de pasar sean examinados en la ciudad de Sevilla y de lo que fueren avilles (sic) llevar carta del doctor Ma– tienzo de cómo son" ( 40), (:\7) Historia de la leyenda ne,¡ra his¡1a11oamerieana. ]JÚg. ~:í1, :\fadrid, 1\JH. Y{•ase t.arnbi{•u JrLL\:', ;Jn>ERÍAS, 1.n lc¡¡C11/ln ne.r,ra. FJsludios acNca del ,-,,11ce¡1/n tle 1-Jspcnln en el Ctf'tranjero, púg. OS, I1ar<·Plmia, 1D4:L J<:n ~ran vartP !:iP (ldlP a lw-; PxagPraeiones spntinwntah•s de Ilartolomí• dP las Casa;,, c]p] enal ;u. :\frn{·ndl'z y l'Pla.n, haee p] signiPlltP juieio: "La grandPza cll'l JH•rsonajp 110 sP niPga. es grnll(]Pztl rí¡;icla y arnpulos:1 rnús dP ho1nbrP dP fl<'('iÚn qnP (]p hotnhrp dP ]H'11sn111iP11to. ~ns idPHS Prnn JlO(•as y afPt-raclas a sn Pspíritn <•on tPll:tPidad c]p e]ayos: YiolPnta y as¡,Pl'Ísilna su ('OJHli('iún: irns<'ih]p y eolí·rfro sn tPmpPramento; iütolPrnhle y rudo sn fanatismo dr (•sc·iwla; hi¡Jl'rbúli<·o e intPm¡wr,antP su I,•11gnajp, mPz(•!a <fo J)Pclantel'Ía pseolústiPa :; dP hrntah•s injurias. La ('ariclad mimna tomaba nn dPjo amargo al pasar por sns labios ... Cf. Bstudios de <•rítiea literaria, tomo II, púg. ~45, Mmlrid, 1S!):í. (:lS) Cf. Orde11a11zas de 156:J sobre des,•11/,rimicntos. C'oleceirín de rlorumentos i11l;dilos rclatiros al descubrimie11to, eo111Juista. 1f or!la11i:::a<·i,í11 de las a11fif111as ¡10sesio- 11es de A.mfricn y Oceanía, tomo YIII, pág. 4!J4, ;\Iadricl, 1840-1884. Y{•:1sP Mo:xT.\1.– B,\:\', J[n11ual de historia de las Jii8io11es, J)Úg. ::50, Pamplona, HJ::8. (39) Historia 11eneral de las Inrlias, tomo III, J)Úg. r,5;:, ;\Iadrid, 1S:íl-185fi. (40) ('f. Boletín de In Real A.cademia de la Historia, tomo XX, púg. ~Dl. Y(·asP tamhi{•n SIERRA, o. c., v{1gs. 5G y sigs.
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