BCCCAP00000000000000000000392

PROBLEMAS MISIONALE3 433 radares de las dichas islas y tierra firme, a que se convi'ertan a nuestra Santa Fe Católica" (30). En el segundo viaje consta que fueron ya misioneros, a cuyo frente iba fray Bernardo BoyL de la Orden de los mínimos, fundados po·r San Francisco d'e Paula, No hay documentos fidedignos para probar que acompañaran a Colón sus dos grandes amigos y protectores fray Juan Pérez y fray Antonio de l'viarchena. Después del descubrimiento desaparecen del escenario de la Historia, Habían ya cumplido la misión que la Providencia ]'es había desti– nado (31). Lo que parece cierto es que fueron dos franciscanos belgas, fray Juan de la Deule y fray Juan Tisin (o Cosin) (32). Después en casi todas las expediciones marítimas al Nuevo Mundo fo'eron numerosos misioneros del clero secular y de las Ordenes entonces existentes 'en España. Por las instrucciones que los reyes di•eron al Almirante, poT el envío nu– meroso de misioneros, por la facilitación de todos los medios necesarios para la evangelización y por el interés que siempre demostraron 'en propagar la fe, no se puede dudar de los ideales misioneros que tuvieron en la conquista. Que la 'evangelizacién fuera el fin primario que movió a los Reyes Católicos a tantos esfuerzos y a tantos gastos lo confirma claramente el precioso testa– mento de la piadosa reina Isabel. que dice: "Cuando nos fueron concedidas por la Santa Sede Apostólica las islas y tierra firm'e del mar Océano, descu– biertas y por descubrir, nuestra principal intención fué, al tiempo que lo su– plicamos al Papa Alejandro VI, de buena memoria, que nos hizo la dicha con– cesión, de procurar inducir y atrner los pueblos de •ella, y los convertir a nues– tra santa fe católica, y enviar a las dichas islas y ti'erra firme prelados, religio– sos y clérigos, y otras personas doctas y temerosas de Dios, para instruir los vecinos y moradores de ellas a la fe católica, y los doctrinar y enseñar buenas costumbres, y poner en ello la diligencia d'ebida, según más largamente en )as Letras de la dicha concesión se costiene. Suplico al r'¿y mi señor, muy afec– tuosamente, y encargo y mando a la princesa mi hija y al príncipe su marido que así lo hagan y cumplan, y que éste sea su principal fin y en ello pongan mucha diligencia, y no consientan ni d'en lugar a que los indios vecinos y mo– radores de las dichas islas y tierra firme, ganados o por ganar, reciban agra– vio alguno en sus personas y bienes; mas manden que sean bien et justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien y provean de manera que no exceda cosa alguna lo que las Letras apostólicas de la dicha concesión nos es inyungido y mandado" (33). Esto dictaba la gran reina de Castilla al escribano Tea! en el gallardo y recio castillo de la Mota de Medina d'el Campo (Valladolid), poco antes de su preciosa muerte, ocurrida el 26 de noviembre de 1504. Pocas cláusulas conservarán los registros notariales que puedan pa– rangonarse en el espíritu cristiano y misionero (34) . (:Hl) X.\VARRETE, º· c., tomo II, ¡iúg. 613. (;ll) Cf. A. L6PEZ, o. c., ¡i(,g. 22. (32) Cf. II. LIPPENS, O. F. M., De Fr. loanned e la Deule, Jlissiom1rio Ame– ricae ( J!,[i:J-1510), ar/notationes bioflra¡¡hicae. Pll .trehinun Frandscanuin llistoricnm, an. XXYII, fase. I-II, ¡iúgs. 132-75, Quaraeehi, 1,934. (::::¡ ('olecci,ín de documentos ini'ditos ... , II sPrie, tomo V, ¡i:ígs. ll2 y sigs., l\I.a– drid, IS8G; Heeopilaci,ín rle las leyes de las Indias, lib. VI, tít. 10, Jpy 1, l\fadrid, 1G81. (:M) No se eomprPIHlP e/nno no se ha proe.urado <'onseguir de Dios y de la Igksia patPntc• dP santidad para la ¡irinwra de las reinns de Es¡iaña·. "Colón y Lm,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz