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PROBLEMAS MISIONALES 429 liguiis generis humani, eodem modo, commissz.c occano columbinae rates, l~t principium magnarum civitatum et primordia catholki nominis transmarinis oris invexere" (16). Descnbrieron después otras islas que denominaron Santa María Je la Concepción, Fernandina, Isabela, Cuba, Haití, que ilarnaron La Española, y otras. Colón, el 4 de enero de 1493, emprende el viaje de rf'greso a España para comunicar personalmente sus noticias a los rey'es protectores. Después, de cin– cuenta y ocho días de navegacir',n muy dificultosa entró triunfante y alegre en el puerto de Palos, de donde había partido. Aunque nada nos dice la Historia, sin 'embargo, bien se puede suponer que Colón fuera al próximo convento de la Rábida para dar gracias a Dios po-r el feliz resultado de la empresa y co– municar los sucesos a sus amigos y bienhechores los franciscanos, especial– mente a sus protectores, fray Juan Pérez y fray Antonio ele Marchcna. En marcha triunfal a través d'e Sevilb, Córdoba y otras ciudades pasó a Barce– lona, donde se encontraban los -reyes, quienes le recibieron con todo esplendor y demostraciones de júbilo y estima. Les narró las aventura5 de su viaj'e, les presentó ,;eis rollizos indios que le acompañaban y otras muchas cosas curio– sas que traía de las tierras descubiertas. Los reyes, jur.t:im'ente con el pueblo, rindieron gracias a Dios, cantando el himno del aw3decimiento: Te Deum lauciamus. El día 25 de septiembre de 1493 salió d·e Cádiz la segunda expedición colombina, qu'e constaba de 13 navíos con más de mil hombres, entre los cua– les figuraban varios mi5ioneros; de ellos hablaremos más adelante. En r:'.st'c: segundo viaje Colón descubrió otras muchas islas en las Antillas. Regresó de nuevo a España para defenders'e y justificarse ante los reyes de las acusé,cio– nes que le hacían de su mal gobierno. Empezó su tercer viaje el 30 de mayo de 1498, saliendo de Sanlúcar de Barrameda y, llegando a tierra firme ,Jel Nuevo Continente, de3cubrió 'el Orinoco y fundó Cartagena de Indias. Obli– gado a regresar a la Península, los reyes le recibieron con amabilidad, lam'en– tando la conducta excesivamente severa que el gobernador y juez de La Es– pañola, don Francisco Bobadilla, había usado con el Almirante. Recibidas nuevas pruebas de estima y protección por parte de los soberanos, vuelve por cuarta y última vez al Nuevo Mundo y explora las costas de Centroamérica, Obligado por las enfermedades, amarguras y malos tratos d•e sus adversarios, regresó definitivamente a España, y el día 7 de noviembre de 1504 desembar– có en Sanlúcar de Ba•rrameda, dos semanas antes que la reina Isabel :ntniera. Lleno de tristeza por la muerte de su principal protectora, escribía a su hijo Diego diciendo: "Encomienda a Dios y ruega con gran devoción por e! alma de la reina, nuestra soherana. Su vida fué católica y santa, y toda consagrada al servicio de Dios, por lo que podemos estar seguros que la habrá recibido en la gloria" (17). Enfermo y cansado se trasladó a la Corte, y Don Fernando le recibió con amabilidad, prometiéndole r'espetar todos sus títulos y privilegios. Siguió a la Corte a Salamanca y pasó luego a Valladolid, donde murió el 20 de mayo (lU) <'arta .nl P¡,isc-opado <lP Estados ruidos, (i dP l'Il<'l'O Ul' 1S93, Leonis XIII. Pont. :.\Iax. AC'tn, tomo XY, p,tg. 4, Roma, 1S9G. (17) Cf, i\L\RMOCCHI, o. c., púg. .94.

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