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424 ~). PÍO DE MONDREG.:\NES Providencia destin.:1ha p2ra ser el fundamento de la grandeza espiritual y ma– terial de España. Los cronistas nos describen los caracteres físicos y moral·es de los dos augustos esposos. Fernando, joven de dieciocho añcf,, robusto, fuerte, ejerci– tado en las fatigas de la guerra, activo en los negocios, de t'empcraml'.nto frí0 y emientemente práctico. Isabel, un año más dd consorte, de color blanco, ojos celestes, mirada intelig'enk y de gran belleza. De ella escribe Marineo: · Forma Regina pulchrior, mgenio acutior, animo splcndidior, et d'ecore gravior erat... Erat enim mulier admodum provida, qnac divinarum rcrum maxima cultrix, hnmanus diligcntissime gubernabat tal!toque christiana'e rcligionis et divini cultus amorc studioque fü,grnbat, ut quamvis plurimis et maximis mul– torum regnorum curis ac negotiis die noctuque premebatur. contemplativam tamen magis agere vitam quam activam videbatur. Semp'er enim sacris rebus et divinis officiis aderat" (3). Poseía, además de las virtudes de Fernando, las dotes de una señora. Los dos esposos desde d primer momento se. compene– traron en las voluntades, en las costumbres y en el gobierno, lo cual fué un particular y especial don de Dios, dado a tan católicos reyes. Durante ·el gobierno de estos dos inteligentes y activos reyes se consiguió la unidad nacional, se logró la pacificación interna, se mejoraron las costum– bres y se reformó la vida cristiana y religiosa; se promovieron las ciencias, las artes, la industria y el comercio; se enriqueció el t'csoro, nacional y se pu– sieron los fundamentos de la verdadera grandeza patria; de tal modo que Es– paña, en, el siglo siguiente a los R•eyes Católicos, llegó a ser un Imperio de primer orden que se extendió por Europa y por América. Pero no es nuestro objeto narrar las gestas de los católicos monarcas en todos los órdenes d'c la vida económica, cultural. social y religiosa, sino concretarnos solamente al campo misionero, recordando algo de lo mucho que hicieron por la defensa y propagación de la f'e, tanto en la Península como fuera de ella. l. Ll\ CRUZAD.'\ CONTRA LOS l\lUSliLl\IANES. Con la derrota de Don Rodrigo en el Guadalete el año 711 princpw en España la dominación musulmana. Todos los reyes y el pueblo español estu– vieron siempre dominados por la idea <l'e arroj,11' del sucio patrio a les secua– ces de Mahoma. En la, primera mitad del siglo xv los árabes, dominadores en algún tiempo de casi toda la Península, poseían solamente el reino d·e Gr:mada, que habían embellecido con suntuosos y artísticos edificios. Una de las ma– yores glorias de los Reyes Católicos es, sin duda, ~1 haber puesto fin a !a Reconquish y librado definitivamente a la nación de la dominacién musulma– na. Durante los diez años que duró esta empresa la piadosa reina <lió µruebas de:: f•e, de energía, de valor, de sagacidad, de, estrategia y de resistencia física. Era un verdadero genio guerrero. Al principio Isabel permanecía alejada, más por consejo de otros que por propia voluntad, del teatro de los acontecimientos; pero, poco a poco, no r:n I,. R. :iLIHT':i:o. O¡i11., 1le relu1s Ilis¡wniae 111e111ural,iUb11s. De Reqibus Catll()li– cis. lih. :X:(l fol. (':XXUI Com¡,lnti 153~{.
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