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418 P. PÍO DE MONDREGANES En la Misión de Almaligh) sucedió el mismo fenómeno. El emperador ama– ba a los misioneros, en especial a un tal fray Francisco, que le había curado al hijo. Se lo entregó para que le nutriera, le educara y le bautizara (36). Esta preferencia que tenían por los jefes e influyentes no excluía que se ocuparan también de los humild•es del país. La caridad y el celo abrazaba a todos, pero es un principio de estrategia usar dd método intensivo más eficaz y rápido en la obra de las conversiones. La habilidad de los misioneros se demuestra también en sab'er buscar los iugares más principales por el comercio, la economía, la densidad de pobla– ción, las comunicaciones, etc. San Pablo prefirió los centros principales de su ti'empo, como Antioquía, Efeso, Filipos, Atenas, Corinto, Roma, etc. De hecho nos consta que también los misicneros del Catay establecieron los centros principales de Misión en las ciudades mús importantes. 6. C~ulto divino.-El culto es la manifestación de la religión. Los actos externos ayudan a Li devoc;ón interna. La magnificencia del culto eleva a la majestad de Dios. Los actos de culto se encuentran en todas partes. Se vene– ran y se adoran las deidades, superioTes. El culto católico es un medio d•e captar la benevolencia de los paganos. Es conveniente que los misioneros usen también de este medio cuando cono– cen que tic1 1 en influencia entre la:, gentes que vangelizan. Los misioneros del Oriente, en especial de h China, viendo que a los na– turales les agradaban las sol•emnidades en externas manifestaciones del culto religioso, procuraban realizarlo con toda pompa y apar;:ito. Por esto se dice que los misioneros franciscanos, aunque pobres por profesión, se esforzaban por construir grandes y l1tjosas i\]l'esias y fabricar magníficas y sonoras cam– panas. Así, por ejemplo, Mont'ecorvino narra en su segunda epístola que hizo cons– truir un hermoso campanil o torre con tres campanas (37) y que las tocaba cada hora (38¡. Juan de Marignolli escribía algunos años más tarde (39) que tenían una magnífica iglesia catedral y otras muchas en la cmdad con muchas campanas. Según testimonio del mismo (40), en Tasiouen-tch'eu los pobres mi– sioneros, hijos del pouerello San Francisco, tenían óptimas y ricas iglesias con sonoras campanas (41). En los documentos que se conservan no se dice de qué estilo \?ra.n las construcciones. Seguramente que hoy no dudarían en usar d estilo del país (42). Glfi) 8inicn Fr111u· .. :ílO, 11. 1. (:17) 1-~i1tÚ'<t ]?ra11c., :;47, n. 2. (::sJ Jliíd., 34S, n. ::. (:\D) Ibíd., 5H2, n. S. (40) fl1íd., ¡¡;m, n. ::. 01) 1/Jíd., 5:m, 11. ::. ('f. l>E ::\[oREAl', o. ('., l)Úg. 2SD. (42) Dice el c·ankual ( 'ostantini: ..Es un li,•,:ho que l'l arte m1s10ncra .abandona ca<la yez 111ús hrn produedon(\s artíst ieas de origPn extrnnj(•ro, y sufwita Pn las tiPrras de J\Iisiún una renoyaci(m del genio artístfro lo!'al, empPñúndolo pu nuents re;1li– zaeiones. Este clPsarrollo del arte eristiano indígena S<' ern:uPn'tra unido PstreC'hanwnte al problema d<>l uso clP la músiea iudíge11a Pn la liturgia. 8u S.antidad Pío XII ha <l<-finido el arte sagrado <'omo "el nohle sierni dP la liturgia". "Fockmos, ¡mPs, afirmar c¡ue el arte es rl hr>rmano mayor. l}l mte, en pfecto, ofr\'CC a la didna liturgia
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