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PROBLEMAS l\lISIONALES 415 Uno de los modos es el llamado catcquético, que expone la doctrina cris– tiana familiarmente y con sencillez en las conversaciones, en la escuela, en la familia, en la catequesis, etc. El misionero aprovecha todas las ocas:ones para iluminar y para moralizar. Otro modo es 'el polémico o apologético, que defiende con argumentos teológicos la verdadna religión y confuta los errores o sectas contrarias. Sea de un modo expositivo de las verdades, sea de un modo dogmático, se nece– sita •estrategia y prudencia. Ante todo es necesario ganaT la simpatía y bene– volencia del auditorio. Los occidentales no siempre comprenden como se debe la mentalidad de !os orientales. No apre:::ian el alcance de la p'ersonalidad, cortesia y ceremonias que en las relaciones sociales usan algunas naci.ones. El modo. pues, de tratar a los indíg'enas ha sido muy variado. Tenemos ejemplos admirables de adaptación y tenemos otros diametralmente opuestos. Todos los misioneros tenían buena intención y celo poT las almas, pero no todcs la es:rat'egia. el modo oportuno y prudente de captarse la benevolencia. San Francisco de Asís se presenta a! sultc'm de Egipto con dulzu~a. con suavidad y simplicidad. Le habla de la religión católica, está determinado a de.mostrar su vPrdad aun co:i la prueba del fuego. Desafía a los santones a arrojars'e a la hoguera. Se retiran y no acPptan d desafío. Su deseo ardiente es d nnrtirio. morir por Cristo. E1 sultún no se convierte, pero trata bien al povercl/o y le concede, a 01 y a sus frailes, el poder predicar librement'e en sus dominios. No es poco abrir la puerta ... San Berardq y ,,us cornp;fíuos protomártires ele la Orden seráfica pe– netran Pn la mezquite de Sevrna y empiezan a predicar contra los sarracenos, los- cuales. irritados. les arroian fuera; en 1 d palacio del -rey anuncizm a Cristo y rechazan la doctrina de l\!Iahoma. El n:y, pnfure::ido, manda decapitarlos. Por la compas;ém de su hijo los envía a ]\/larruecos, donde persisten en hablar contra el prof•eta y sus secuaces, anunciando el catolicismo como única reli– gión verdadera. Hombres llenos de r:clo y de fortaleza qu·e consiguen la palma del mart'rio, pero que no obtienen nada con relación a la conversión d'e los musulmanes. Guillermo de Ruhruc, francisrano flamenco, enviado por 1 el rey de Francia a los túrtaros, cu,mdo llega n la presencia del rey le Pmpieza, sin más, a hablar ele la fe cristiana y le dice ex abrupto que, si no se convierte, él con todos los inf:e!es padecerún eternamente en el infierno. Admirado 1 el rey del modo de tratarle le reprende el modo que tenía de persuadlrle de las verdades cristia– n:1s. "Nutr;x, inquit primo in os pueri stillar•e incipit guttas lactis, ut puer dnlcedinem sentiens alliciatur ad augendum; praebet ei nrnmillam: sic primo debueras plane et rationabiliter suadere nobis, qui videmus omnino ab hac doctrina alieni. Sed statim comminasti poenas aeternas" (25). Encontramos misioneros prudentes que saben insinuars'e con buenas ma– neras y ganar la benevolencia de los oyentes; y otros que con celo indiscreto se hacen antipáticos y son alejados o maltratados. De una cartc1 del 20 de enero de 1392, escrita por fray Gerardo, guardián del Monte Sión, al cónsul y mercaderes catalanes de Damasco, narrando el (25) GOLUBOVICII, Biblioteca bio-bibliognífica, T. S., vol. I, pág. 233, Quarac– chi, 1906.

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