BCCCAP00000000000000000000392
PROBLEMAS M:SIONALES 409 lizar denldsü1do. No de todos los misioneros se puede afirmar lo mismo. Hay que dist;nguir las actuaciones de unos y de otros. No qu'eremos prejuicios subjetivos, fantasías infundadas, hipérboles exageradas que deformen las rea– lidades históricas. Para sa,:ar algunas conclusiones verdaderas nos parece conven:•ente poner de reLeve algunos puntos principales y característicos que nos sirvan de criterios para enjuiciar en concreto cosas y personas. RELIEVES EN LA ACTUACIÓN !\USIONERA. l. Dirección pontificia.-En los inmensos territcrios de Europa oriental, de Asia occidental, central y orient:11, y en Afr:ca ¿,d Norte, existen muche– dumbres de paganos, de musulmanes y disidentes. En los diversos pueblos no hay una separacién neta entre lé!s r'eligiones. Con todo, podemos decir que en Africa preva~ecc el Islam, que se extiende también por las re¡iiones ,!el Asia occidental; en la India, •el brahmanismo; en el Tibet y en la China, el budismo: en la Mogolia y en la Siberia, el confuc:anismo, el taoísmo y varios cultos idólatricos. En el Levante cristiano, además del mahometismo, exbte mucha variedad de dis'dentes s'eparados de la Iglesia verdadera, como griegos, jacobitas, nes– torianos, armenios, et•:. Les eutiquianos, según Jacobo de Vitry, esrabéln dispersos en varias re– gi0n·es del continente asiático, en med'o de los musulmanes y poblaciones pa– ganas, en la Nubia, en Etiop'a y en todas las regiones hasta la India (3). Excepto la Europa central y occidental, podemos decir que todo d r'esto del mundo entonces conociclo estaba fue,n de: la Iglesia cat{:lica, profesélndo mu!titud de religiones o sectas. "Como d','.sde una atalaya contemplaban ]os P.::pas ,,auelhs f 1 u~tu,ntl's ol,s de los pueblos as'Micm,. con ojo escrutador de ampl's:ma visud pcnetr:1bcm en la fuerz,1 del mandato de aquella hora y se scntí;:n obl;gados a b 'e':anr,clizack'n de ,!quellos puebles" (4). Bajo la égida dr> los Pontíf'ces de la Edad l\!Iedia, v por el celo de los hijos de S,mto Domingo y de San Franc'sco, se desarrolló rápidamente el cs– p'ritu m'sioncro ca toda la Enrona crlst 1 ana. Cerno hsús envió a los ,:pósto– les, así los Pontífices m2nddn grupos de misioneros a todas las gentes; porque a la wd,'cima horn apa:·ece una nueva época de redención universal. D;ce el padre Tviontalbún: "Los Papas s"e dieron cuenta pcrfe:t« del momento h'stó– fr·o de las Ivlis'cnes; ,uplercn apcciar el v:1!or de la ad,:püibilidad y de la opor– tunldad c:e aquellos nuevos ejércitos de misioneros, que les brindaban su iu- ventud briosa, y, sin dudar, aceptaron sus servic10s" (5). · · Ref't're T uan S0rémzo que la Santa Sede había diri~Jido la Encíclica Ni si senrs, del 25 de marzo de 1221. a muchos arzobispos, ob'spos y abades de las CUiüro Ordenes religirsas de Cister, de Cluny, de C 1 arav,Ü y de San Co– lumbano, para que escogieran en sus rcsp'ectivas jurisdicciones cuatro, tres o, por lo menos, dos religiosos de probada virtud y doctrina que estuvieran dis- (:l) Cf. Historia Jerosolomitana, en (]esta Dei per Francos del Bongars, púg. lOSG, HannoYer, lüll. (4) Cf. RrnEn', !Jibliothcca :lfissionum. IV, púgR. D-10. (5) l\Io:xT.\LB,\N-LOPETEGUI, Jianual {/e historia de las Jiisiones, pág. 207.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz