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406 P. PÍO DE MONDREG!\NES in partibus illis praesidere" (103). Una vez elegido el candidato misionero, gozaba dt: todos los derechos de los demás obispos de derecho común, más las facultades extraordinarias de que hemos hablado. Entre sus deberes se contaba la visita ad limina Apostolorum cada cinco años, que después se ex– tendió a diez. Al¡Junas veces las diócesis ~rígidas estabém inmediatamente su– jetas a b Santa Sede, la cual proveía a la elección y al sustentamiento, como suced:ó en Ar,dbari, Pekín y Sultanieh; otras cstoban inmedié;tam'ente incor– poradas como sufragáneas a la mctropo:itana, con una dependencia más o menos elás:ica, según las circunstancias. Los Pontífices Romanos, con paterna solicitud, secundaron la obra de las Orden'es misioneras, organizaron 12.s diécesis, dividiendo vastísimos te"ritorios, nombraron cdosos pastores, fac:l:taron su acci6n, prodigúndoles extrnordina– rias facultades, se esforzaron por cuantos medios tenían a su alcance en plan– tar y extender la Iglesia de Cristo. Además, los Pontífices de aquel tiempo veían la Europa cristiana amena– zada por dos formidcbles enernigos: por los tártaros y musulmanes, que en poco tiempo podían extenderse por el Occidei;ite y asolarlo todo. Por esto, los Pontífices no sólo se inl\.:resaron en b propagación de la fe por medio de las l'viisioues: intentaron tamb: én ganar a los enemigos por vía diplomática. A este fin enviaron varias emhaiadas al Oriente, como la de Juan de Pian r1e Carpini, la de Anseb10, la de Andrés de Longjum-eau, la de los hermanos Polo, :a de Juan de Montecorvino, la de l\1arig;101li, de las cuales hablamos anteriormente (104). 7. CONCLUSIÓN: EL PoNTIFICT\DO, PRINCIPIO PROPULSOR Y CENTRO DE UN!Dl\D DE LA ACCIÓN l\USIONERA. El conocido historiador de las Mis'ones padre Montalbún cl'ce que la nota mús saliente de las l\1isiones medievales de los mendicantes fué la de ser una l'viisión enteramente canénica y, por ende, católica, a¡:ostülici.1 y ron ana. Los Romanes Pontífices son los c;ue envían, designcm, piden q:1e se elijan y r,e envíen m'.s'oneros (105). "De las bulas y breves de los Papas--escribe el pad~e Streit- , de los es– critos y crónicas contemporáneas, se desprende con toda c:aridad cuún Ideal y sencillamente rel'giosa se con:::cbía la obra de h.1s íVLsic,11es. Como dc~de una ntalaya contemplaban los Papas aquellas flu:::tm,nt'<-S olas de les pueblos asiá– ticDs, ccn ojo escrutador de ampl:sima visual penctrd1cm en la fuerza del man– dato de aauella hora y se sentían obligados a la evangelizacién de aquellos pueblos" (106). Los Supremos J•efes de la lgles'a arman a !os m:sioneros de amplisimas fa– cultades para que puedan más libremente desenvolve"se en el ejercicio de su ministerio, les siguen •en el campo de batalla con sabias direcciones, les pro- (10:1) (l<M) (105) 19:lR (106) Cf. Uull. Franc,, tomo V, púg. :n, n. 85; L. WADDING, r1nnal., 1:l05. n. 12. Púg". ~;G:1 y sigs. Mo:-;T.\LILi.N, S. J., l1Ian1tal de historia de las Jlisiones, púg. 251. Pamplona, STHEIT, O, l\I. I., Dibliotheca Missionum, torno IV, púgs. 9-10.
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