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PROBLEMAS MlS!ONALES 6. INTERVENCIÓN DE LOS PONTÍFICES EN LA ERECCIÓN DE LA JERARQUÍA ECLESIÁSTICA EN EL TERRITORIO DE MISIONES. 403 Los que haC'en las veces de Cristo en la tierra tienen obligación de conso– lidar y ampliar la Jerusalén terrestre en todo el mundo, la cual no se repre– S?.nta suficientemente por kf, simples f:eles y los misicneros: requiere también los obispos. 'Attend:te vob:s, et universo gregi, in quo vos Spiritus Sanctu5 posuit episcopos regere Ecc!esiam Dei" (90). Los Supremos Pastores, en la época en que nos ocup.:imos, dilataron la jerarquía eclesiástica por medio de los misioneros. Prescindimos de los territorios eclesiásticos de Europa e indi– camos brevis:mamente los del Afrirn y Asia. Diócesis de Africa.-San F'ranci~co habi3 intentado ir personalmente a Marruecos en 121 •1; después 'envió a S,m Berardo con cuatro compañeros, que recib:•eron el martirio el 16 de enero de 1220. Honorio III puso también sus ojos en el re:no de Miramamolín, y el año 1225 envió allá franciscanos y dominicos, concediéndoles ¡,riv:legios especiales para que más libremente pu– dieran propagar b f•e. El 20 de febrero de 1226 escribió el mismo Pontífice al arzobispo de Toledo, don Rodrigo Jiméne:: de Rada, rogándole que prote– giese a los mis:oneros de ambas Ordenes y que escogiese a dos sujetos más instruidos y f'ervorosos en el amor de Dios para consagrarles obispos. El pri– mer obispo nombrado por el p~imado de Toledo para el reino de l'v'Hramamo– lín fué fray Domingo, O. P., siendo al mismo tiempo obispo de I3aeza. No consta que llegara a ocupar la sede. San Frnncisco envió igualmente misioneros a Tún'Cz, pero los mercaderes cri,,tianos, temerosos por la ruin2 del comercio, les ob'.igaron a repatriarse. Lo,, dominicos parece que ya habían entrado allí antes del 1230, y Alejan– dro IV ruega al provincial de: Espuña que envíe más misicneros a Túnez. En los documentos pontificios aparece en 12.'33 ob:spo de Fez el franciscano foiy Agnelo (91). La serie de obispos franciscanos de Fez llcg3 hasta 1485. Se fue~on formando también otras sedes 'en la parte septentrional de Africa, que fueron ocupadas por obispos franciscanos, dominicos, de otras Ordenes y del clero secular (92). Los obispados de Marruecos, Fez, Ci:uta, Orán, eran ju– rídicamente indep'2ndientes, si b'en alguna vez fuesen regidos por una misma person::i. Conviene observar que el :ipostolado de los hijos de Santo Domingo y San Francisco ;;e extendió también o otras rr;'.giones del Africa, principal– mente a Egipto, donde se establecieron, después de las Cruzadas, los francis– canos. Entre ios promotores principales de las Misiones entre los musulmanes en el siglo XII sobresalen San Ra'mundo de Peñafort (t 1275) y el Beato Rai– mundo Lulio (t 1315). Las dos Orden'es mendicantes, juntamente con los tri– nitarios y mercedarios, se dedicaron también a la asistencia y redención de cautivos cristianos. Las Misiones africanas no fueron tan fructuosas ni las sedes episcopales se multiplicaron tanto como en Oriente. (90) Act., XX, 28. (91) Cf. A. L6P1,z, O. F. M., Obispos en el A/rica Septentrional deitde el si– glo XIII, pág. 1:t Tánger, 1941. (92) Cf. A. LóPEZ, o. c.

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