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394 P. PÍO DE MONDREGANE" Esto manifiesta claramente el gran esfuerzo de los franciscanos en la di– fusión del Evangelio en aquellos países (28). Apenas habían pasado cuarenta años d•esde que el seráfico patriarca había inaugurado la Misión de Oriente, y ya los frailes menores se habían dilatado de un modo maravilloso. Es muy notable b bula de Alejandro IV del 19 de abril de 1258, Cunr hora: iam unde– ci ma, dirigida en esta forma: "Dilectis filiis Fratribus de Ordine Minorum in Terris Saracenorum, Pa– ganorum, Gra•ecorum, Bulgarorum, Cumanorum, Aethiopum, Syrorum, Ybero– rum, Alanorum, Gazmorum, Zichorum, Ruthenorum, Iacobitarum, Nubiano– rum, Nestorianorum, Georgianorum, Armenorum, lndorum, Moscelinorum, Tartarorum, Hungarorum, Christianorum captivorum apud Turcas, aliarum– que infidelium Nationum Orientis, sen quarumcumque partium proficiscenti– bus salutem et apostolicam beneditionem" (29). Este modo de hablar, que s'e repetía con frecuencia, nos demuestra que los hijos del poverello Francisco se extendían por todas las paTtes del mundo misionero, como un ejército apostólico que marchaba a la conquista de las almas. Pero no se· crea que los mision'eros dispersos por el campo evangélico andaban errantes y vagabundos, sino que vivían en conformidad con la legis– lación de la Orden y las directrices de los Pontífices. Santo Domingo de Guzmán (1170-1221) se dedicó con algunos sacerdot'es de Montpellier- a la conversión de los herejes albigenses en el sur de Francia. Apoyado por el obispo tolosano Fulco, obtuvo de Honorio III la aprobación d<c la Orden en 1216. Una de las características del santo fué el celo por las almas. De él escribió su sucesor en el Generalato, Jordán de Sajonia: "Ipse vero totis viribus et zelo ferventissimo satageb2t animas quas posset lucrifacere Christo et in'erat cordi eius mira et paene incredibilis salutis om– nium aemulatio" (30). La Orden de Predicadores, desde sus principios, tuvo un ideal misionero. En una antigua biografía, escrita en el siglo XIII, se dice del santo fundador: "Coepit <l'e institutione Ordinis cogitare, cuius essd officium verbo pariter et exemplo, evangelizando per mundum discurrer'e, et contra succrescentes hae– reses fidem catholicam communire" (31). A los frailes r'ecogidos en el primer convento domi.r1ico de Tolosa: "Dixit hoc esse propositum, ut fratres omnes, licet -pancos, per diversas mundi dispergeret regiones, sciens quia semina dispersa fructificant, congesta petruscunt" (32). Jordán de Sajonia, suc•esor en el gobierno, <lió un poderoso impulso a la propagación de la, Orden y a la extensión del apostobdo. Según Heimbucher, a él se debe la fundación de 250 monasterios en Europa, Asia y Africa sep– tentrional. y admitió a los votos a unos mil candidatos ... El año 1236 em– prendió •el viaje a Tierra Santa, donde, hacb ya qui:1ce años, había casas de la Orden; pero a la vuelta, junto a Satalien, naufragó y pereció, con dos com- (28) et. floumovrcn, o. c., tomo II, púgs. 215, 252, 257. (29) Cf. Bullarimn Prancisranum, tomo II, vúg. 285, n. lü8. (:JO) Opera ad res Onlinis J'ra?dicatorum speetantia, 12, :n. Frilmrgo, Helv., lSHl. (:ll) Cf. J. QrETIF-J. E-CIL\HD, O. P., Heripfores Ordinis Prredicatorum, tomo I, púg. 28. Lutetiro Parisiorum, 1710. Gl2) Cf. Ql;ETIF-ECIIAilD, º· c., púg, 2D.
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