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384 P. PÍO DE MOl\7:lREGANES rio IV la fundación de semejantes Colegios en varios lugares, pero propter impedimenta curiae, no lo obtuvo. En 1294 presenta a Oelestino V y a los cardenales la célebre Petitio pro coni,ersione infidelium, interesandoles particularmente pm la fundación de Colegios misioneros y por el estudio de las lenguas orientales. No habi'endo obtenido nada, po·r renuncia el-e Celestino V al Pontificado, insistió ante el sucesor Bonifacio VIII. No satisfecho de la Curia Romana buscó apoyo y colaboración para sus proyectos •en el rey de Francia, Fdipe IV, y en la Universidad de París. Finalmente, en 1311, presenta al Concilio de Viena la sua Petitio en fo'rma de esquemas para examinarse en las sesion'es conciliares y propone la fundación de tres Colegios de lenguas orientales en Roma, Pa– rís y Toledo. El ~sfuerzo fué coronado con un decrete del Concilio que 1 es– tablecía cinco en las principales ciudades univusitarias de aquel tiempo, a saber: Roma, París, Oxford, Bolonia y Salamanca (67). Lulio fué un verda– dero precursor de la Congregación de Propaganda Fide y del Colegio Ori'en– tal. La ciencia misional sistemática es patrimonio de nuestra época, pero po– demos afirmar que en la Edad Media ya se hici'eron importantes esfuerzos y considerables tentativas para la formación de la ciencia misionológica, pre– paraci(;n específica del personal y organización romana de las Misiones. CONCLUSIÓN. Por la v1s1on panorámica que acabamos de pr"esentar podemos asegurar que la aportación misionera d,~ las Ordenes mendicantes en la Edad Nledia fué verdaderamente admirable. Su acción se exteJ1d1a d•esde Canarias hasta el Báltico y desde el Danubio hasta Pekín. Los hijos de Santo Domingo y de San Francisco, como dos ejércitos compactos y animados de los mismos idea– les, trabajaban para atraer al arca de salvación, la Iglesia católica, a los, here– jes, cismáticos, judíos, mahometanos y pag,mos, a cuyos frentes enviaban per– sonal lleno de celo de las almas y formado en la palestra de las letras, Ad dandam scientiam salutis plcbi eius ... et... illuminare his, qui in tencbris, et in umbra mortis sedent... (Luc., I, 77, 79). <G7) Ponderando el dPerpto la H<•<'Psicla<l de eonoePr las }pnguns pnrn prPdiear a los infieJps, continúa: "Ut igitur !lPritia lingu.arum huiusmodi possit hnbiliter pcr instrurtionis cffiendnm obtiueri, hoc sacro approbnutc Conrilio, scholas in subscrip– tarnrn lingunrum ge1wribns uhieumquc Homanam cnrinm residere contingerit, nccnon in Farisiensi, Oxoni<•nsi, Honouieusi Pt Salmantino studiis proYi<limus erigl'ndas sta– tuentes nt in quolibet lororum i¡JRorum -tpnrnrntur Yiri entholiei, snfficiPntPm hahentcs, hebraicae (graerac), nrabirae et l'hnldPae linguarurn notitiam, duo Yidelicet uniuscuius– <¡ne linguae periti qui scholns rPgant inibi, Pt libros de linguis ipsis in latinum fideliter transferendo, alios linguas ipsns sollieite doceant, enrumque peritinm studiosa in illis instruPtio1fo transfnndant ut instrnPti Pt \'docti sufficil'nter in linguis huiusmodi fructum speratum possint DPo am·tore producere, fidem propngaturi salnbriter ipsos populos iufülPles". Constitutiones Cle111e11ti11ac, lib. Y, tít. I, cap. I, Lipsine, Ul22. ('f. DENIFLE, Chartularinm UnircrsitaNs Parisiensis, tomo II, págs. 154-155. Cf. Gou,noncn, o. c., tomo I, púgs. :Hll-392, 4:I0-431.
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