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 378 P. PÍO DE l\!ONDREG.\NES "b.01110 pe,simus in omni scelere, tamen amicus christianorum" (38). Este reanudó luego su amistad con la Curia Romana, a la cual envió sol'emnes embajadas. Haitón II de Armenia envió el 1289 al Sumo Pontífice como legado a Juan de Montecorvino, qu·e había pasado varios años en Oriente. Entonces Nico– lás IV se sirvió de rviontccorvino para enviar umt e:nhajada al Gr,m Khan de Catay, entregándole al mismo tiempo ,artas para d rey ele Armenia, para los patriarcas jacobitas y (leorgianos, para los reyes ci': Geurgia, Persia y otras por las cuales lrnbía :.le pasar antes de llegar a Khanbaliq (39). Montccorvino debía continuar y completar la obrn de Bernardo de Prutn y sus compañeros. Argún envió una embajada 'el 1290 conducida por el cristiano Andrés Cha– pan o Zag,m. Para responder a ella Nicolás IV cscouió a ]oc; franriscanos Guillermo de Crieri, penitenciario apostólico, y Ivbteo de Chieti, 1•:ctor rle Teolouía. El Papa les confió una misión religiosa y política para los prínci– pes orientales. Al fin del mes de aaosto de 12')1 se pusi'e:ron rn ,, iajc.GH \pdos d:' 31 nntas pontificias, todDs dadas en Orvido del 13 al 23 de aposto del mismo año, y dirigidas a diferentes, príncipes y prelados <l'd Asia Ivknor y r1<' P :rsia. Tomaron la vía de Constantinopla, continuaron por T rebisonda y lle~ garon hasta Tiflis; después descendieron a Tanris y Iv'Iaraga, en Persia. y con– tinuaron por Mesopotamia hasta la capital de 1,, pequeña Arm'enia (40). Al escribir el Popa el 21 de auosto al Khan .i\rqún iunoraba que había muerto el 18 de mayo precedente, sucediéndole K,dbatu, quien r'ccibió r·on extrema simpatía a los legados del Pontífice y se reanudaron las relaciones políticas •entre la corte romana y persa. Pedro de la Torre, vicario ueneral del Oriente, y Jaime de Camerino, cus~ todio de Tauris, llegmon a la corte papal de Aviñón es 1321, llevando buenas noticias sobre la 'evangelización de Oriente, y en el mismo año regresaron a Persia cargados con nueve cartas del Papa para el rey de Georgia. Za:arías. arzobispo <le San Tadeo de Caraclesia, el vicario de los padres predicadores y el custodio d'c los menores, que mo'raban entre los tártaros; para los obispos cismáticos y otros personajes, exhortándoles a la unión con Roma. Qué efec– tos produjeron est::is bulas pontificias no lo sabemos. El 26 de mayo de 1233 el Papa Gregorio IX envió un grupo de emb,ijado– res franciscanos al califa de Bagdad, sultán de Mesopotamia y regiones adya– centes. Después de haber rendido los honores debidos al califa la Misión fnmciscana se estableció en el país, obteniendo consoladores resultados •en la conversión de los cismáticos. l\1ás tarde, en 1253, San Luis rey dE:' Francia suplicó a Inocencio IV que enviara obispos franciscanos y dominicos al Ca– lifato de Bagdad para la asist'encia pastoral de las poblaciones cristianas del país (41). En Persia trabajaron los dominicos desde el siglo XIII. En 1233 Grego- (::.S) Cf. Itinerarium, c. XllI. !'d. .í. C. :\I., I'crcuri11ationes Jfedii Ael'i quatuor, 2.• <'d.. Ll'i¡¡zig, 1873, púg. 121. (::!l) Cf. Fii11ica franciseana, tomo I. púg. LXIX. (40) Cf. Im. DE SESSEYALI.E, llistoirc 0<'11t'rctle de l'Ordrc de Fiai11t Fra11rois, pri– mera pnrt!', 554. (41) Cf. SESSEV,\LLB, o. c., púgs. 054-555.
        
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