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358 P. PÍO DE MOXDREGANF.5 un poco de mijo, .agua y sal, y estnban tan débiles que apenas podían :mdar a caballo (14). El emperador recibió con grandes honoI'es al legado pontificio, quien le presentó las cartas del Papa y tuvo varios coloquios con él. Habiendo pasado cuatro m'eses en la corte imperial, enterándose de todo lo que podían, y reci– bida la contestación del Gran Khan, escrita en lengua sarracena (persa), mo– gólica y latina, emprendieron el via¡e de regreso el 13 de diciembre, 'en el que padecieron grandes sufrimientos a causa del intenso frío y copiosa nieV'e. En 'ICiew fueron acogidos con grandes demostraciones de alegría por toda la po– blación, lo mismo que en otras ciudades de Rusia, Polonia, Bohemia y Al•e– mania, por las cuales pasaron hasta llegar a Lyon, donde a la sazón residía el Papa, el 22 de julio de 1246, habiendo durado el tiempo de su legación dieciséis m'eses. Inocencia IV recibió con paterna benevolencia a los dos minoritas, que le entregaron los regalos y la carta del emperador Kuyuk y !e \nformaron d-e su legación y de las peripecias de su penoso y largo viaje. A fray Juan le retuvo el Pontífice consigo durante tres meses; después le nombró arzobispo de Antivari (Albania). Murió, lleno de años y méritos, en 1252. Aunw1e el fin religioso y diplomático de esta legación no se consiguiera plenamente, no obstante fué de capital importancia para e! Occid•ente, pues, además de informar' al Papa y a los príncipes de Europa del estado de cosc,s entre los tártaros, dió ocasión a Pian de Carpini para escribir la interesan– tísima Historia Mongolorum, qu'e constituye, en la literatura medieval, una fuente riquísima de noticias históricas, geográfic;:¡s, etnográficas y religiosas. Desde el corazón de Europa a las fronteras de la China, un mundo, en parte desconocido, había sido recorrido, revelado y descrit.7; nu'evos horizontes se habían abierto a la civilización occidental. La cristiandad no sólo conocía a sus enemigos, sino que comprendía también mejor que el mandato de Cristo: huntes doeetc omncs gentes ... estaba muy lejos de ser redizado. La grandiosa obra de Pian de Carpini encontró también otros dignos sucesores. Legación de Anselino. --Según una relación que se encuentra inserta en el Spcrniwn Hi5toriale, de Vicente de Beauvais, en el 1247, el dominico An- 5'elino o Anselmo de Lombardía recibió de Inocencio IV las credenciales di– plomáticas para una legación a los tártaros (15). Acompañado de Simón de San Quintín, Alberico y .i\lejandro, salieron de Lyon poco antes de la apertura del Concilio (24 <le junio de 1245) y tomaron la vía de Tierra Santa, se entrevistaron con los sultanes d•e: Egipto y Siria, trataron con éxito poco favorable con Boyothnoi. comandante de los ejércitos mogoles en Persia y Turquía (16) y llegaron, en el mes de mayo de 1247, :11 campamento de Baju. Anselino no ofreció los dones, s'egún la costumbre de los legados, ni quiso observar el ceremonial de la corte, que obligaba a las pos– traciones o genuflexiones ante el soberano, creyendo que eran sup'ersticiosas o que implicaban un acto de sumisión. Como dice Celso Costantini, cometió (14) ( 'f. f<OJL\:-SZO, o. c., j)Úg. 100, ~- iYn;G.\EUT, o. C., ¡,Úg. 111. (15) Cf. R DE :\Iom,.n:r, Les J!i88ions 111édiét"ales, en DEc.nrrs, o. c., púg. 27;í. (lG) Cf. Sou.\:-;zo, o. c., púg. 115.
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