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PROBLEMAS MJSIONALES 25 dición; el estudio de lo presente sería, además, vida. ¡Qué horizontes tan nuevos y tan amplios se abrirían ante los ojos de nuestros jóvenes estudian– tes si s'e estableciera una cátedra: de Misione~ en nuestros Seminarios! ¡Qué erudición tan hermosa y a b vez tan útil no produciría en nuestros jóvenes estudiantes! ¡ Y cuánto ganaría el espíritu al encontrarse con ese verdadero manantial de nobh::s aspiraciones!" (15). V CóMO DEBE ESTUDIARSE LA MrsIONOLOGÍA. Prescindimos ahora de los motivos elevados y sobrenaturales que deben impulsar al estudio de esta asignatura, de la seriedad que rcquier'e y del in– terés con que es necesario dedicarse a este estudio important'e para la sal– vación de las almas y gloria de la Iglesia. Diremos sólo dos palabras sobre el orden y la obligación: 1) Acerca del orci'en de cuestiones y distribución de materias en los pro– gramas o Ratio Stmiiorum de los centros docentes eclesiásticos, existe mu– cha variedad (16). Unos preconizan el método a:,cendente de lo particular a lo general: otros 'el método descendentq de lo general a lo particular, empe– zando por los grandes principios y descendiendo a las aplicaciones particu– lares; otros quieren combinar los dos métodos. Algunos, prefieren empezar por la l\1isionografía, o sea descripción del estado pr'esente de las Misione,;; otros por la historia de las, Misiones, siendo la maestra de la vida. Respetando aje– nas opiniones y métodos muy discutibles, creemos que lo más lógico y peda– gógico es s'eguir el orden de materi::Js: arriba indicado; así se llegará con se– guros principios y relativa facilidad al conocimiento profundo y adecuado de esta ciencia, un poco compleja en su variado objeto material. 2) Con respecto al estudio de esta asignatura opinamos que no debe s'er facultativo. En la Ratio Studiorum de todo Seminario debe figurar como obli– gatoria, siendo parte integrante de la ciencia sacerdotal. La formación ci'en– tifico-misionológ.ica del seminarista y del sacerdote la exigen los rieles e in– fieles y >el celo por la gloria de Dios, el celo por las almas y el, bien de la Iglesia. Deben establecerse cuestionarios, programas y tesarios, cuya prepa– ración será obligatoria para todos los alumnos, lo mismo que el examen oral y escrito. Sería antip'edagógico, y de muy exiguos resultados, dejarlo a la ar– bitrariedad de los alumnos y profesores, cuyas miras no son siempre eleva– das y desinteresadas (17). (15) Cf. P. PABLO l\IANNA, La coni-ersion del mundo infiel, pág. 234. Burgos. C. SILVES'l'l:I, O. lf. M., Ite... Lo que debe saber itn misionero. Consejos y apuntes sobre educac;ión misional, págs. 27-28. 1-'amplona, 1D29. (líl) Cf. .A. l'ERBAL, O. l\I. I., Lo studio <!elle J[issioni, púgs. 25 y sigs. noma, 1(),iG. (17) Cf. Pío DE l\IONDREGAKES y <Jc11ERSL'.'.\IJO DE gSC,\LANfü, Jfanual de Jlisiono– logia, 1l1g. ;{!~8. Yitoria.
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