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354 P. PÍO DE Mo:-;DREGA:-;Es t'e, los fines intentados. Por esto la Iglesia desistió de liberar la Tierra Santa con las armas, y se ocupó de la conquista pacífica, por medio de la predica– ción del Evangelio. Pero ni las direcciones del Pontificado, ni las obras apo– logéticas de grandes doctores, ni el celo y sacrificios de falanges de mision•e– ros trinitarios, mercedarios, franciscanos y dominicos lograron dominar el fanatismo musulmán. 3. El campo cristiano disidente.• Una buena parte del Oriente cristiano negó la integridad de la fe o rompió el vínculo de unidad con Roma. El Oc– cidente romano trabajó por la conquista de los hermanos separados: nesto– rianos, monofisitas, monotelitas, jacobita::;, armenios, etc. Por la conversión de herejes y cismáticos se hicieron, en los siglos xm y XIV, muchas tentativas, sobr•e todo en el periodo que va del Concilio de Lyon /1274) al Concilio de Florencia (1438). 4. Campo cicntífico-misionológíco.• --En esta época se encuentran monu– mentos de ciencia misionológica, que precedía o acompañaba la acción de los misioneros entre paganos, sarracenos y disidentes. Bast'e recordar algunos nombres más eminentes, como Raimundo de Peñafort, Raimundo Martí, Santo Tomás de Aquino, Ricoldo de Monte Crocc, Guillermo de Trípoli, Raimundo Lulio y las Relaciones 0 ltinezarios de los misioneros entre los túrtaros, de que hablaremos más adelante. Gracié,S a los misioneros y misionólogos se ,::n– riquecieron en esta época de florecimiento misional las ciencias apologéticas, lingüísticas, etnográficas y geográficas. Para la formación de los misioneros se abrieron centros de enseñanza espe– chlizada o colegios de estudios en Barcelona, Túnez, Murcia, Valencia, Já– tiva, Mallorca, Pera, Caffa, Oxford, París, Salamanca, Bolonia y Roma (3). Lo que nos demuestra que los misioneros se preparaban intelectualment'e para propagar la fe y defenderla contra herejes, cismáticos, mahometanos y pa(la– nos. Estos cuatro campo5 de acción y d'e estudio se presentaban ante el Pon– tificado romano y la Europa cristiana. Cada uno de estos campos ofrece materia abunda11tísima para muchas con– ferencias, en las que se podía ponc:r de manifksto la acción misionera y mi– sionológica del Pontificado romano en estos dos siglos; pero, lm la imposibi– lidad de abrazar todos estos sectores, nos concretamos en. este trabajo a indi– car algo de lo mucho que se puede decir de lu acción diplomática y misionera que los Sumos Pontífices, por sí mismos o por sus delegados y misioneros, ejercieron en los pueblos mogoles y chinos. * Invasiones mogólicas.~-Acerca del origen de los mogoles poco se sabe con cert'..::za. Según algunos autores, parece ser que se aplicó este nombre a una de: las tribus que habitaban en la Mogolia actual, y se fué extendiendo des– pués a otras regiones (4). Los mogoles se llamaban también tártaros, los cuales pertenecían a familias étnicas muy diversas, habitantes ~n la Tartaria, cuya W) Cf. CARLO Loxmrr, La formazione intellettuale clei Missionari clel seco/o 17II al seeolo XYII, viigs. 25, 45, Roma, rn:l8. (4) Cf. 1VY:\'GAERT, .'íinica franciscana, tomo I, púg. XLIV, Quarncchi, lfJ2D.

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