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2. ACCION DIPLOMATICA Y MISIONERA DE LOS PAPAS ENTRE LOS MOGOLES Y CHII~OS EN LOS SIGLOS XIII Y XIV (* ¡ En los siglos Xlll y x1v, bajo la, égida de los Sumos Pontífices, el apoyo d ~ algunos príncipes cristianos y el celo infatigabl•e de las dos nuevas Orde– nes mendicantes, franciscanos (1209) y dominicos (1215), se 1enovó en Euro– p 1 cristiana el espíritu misionero, que había decaído en los tres siglos pre– ced'entes. El apostolado católico tomó características especinles y empleó nué'vos sistemas en la evangelización del mundo. Bien podemos afirmar. con Schmid– lin, •·que empezó una nueva época mision'era que dirigió su., miradas más allá del horizonte dentro del cual hasta entonces se había desarrollado" (1). Los factores principales que, sin duda, influyere;¡ en esta gloriosa época fueron el Pontificado, las Or.uzadas y las Ordenes de San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán. · Con la entrada de las dos grandes Ordenes mendicantes, franciscanos y dominicos-dice Altaner --, se inició un cambio en la historia medieval de las Misiones. El impulso ideal, el 'entusiasmo, que ambos fundadores se esfuerzan por infundir en sus Ordenes, hicieron que to– mase un feliz auge la acción mision'era de la Iglesia y como que naciera una nueva luz en una obscura noche" (2). En el siglo XIII, ante la Iglesia católica se presentan cuatro grandes cam– pos de acción misionera, en cuyo cultivo se ocupan numerosos operarios d'e cualidades eminentes. 1. El campo pagano.---Como veremos más adelante, extensas regiones del contin'ente asiático abrían sus puertas a la penetra:.:L'm occidental y permitían a los embajadores de Cristo llevar la luz evangélica entre nquelbs inmensas multitudes que yacían en las tinieblas del paganismo. 2. El campo íshímico.-A!mque España había quebrantado el poder de la l'vl'edia Luna en las Navas de Tolosa (1212), sin embargo, ésta continuó toda– vía por mucho tiempo ocupando extensos territorios en Europa, Africa y Asia. Contra los secuaces de Mahoma, los Sumos Pontífices y los príncipes cris– tianos organizaron las famosas Cruzadas medievales, con el fin directo y pri– mario de rescatar los Santos Lugares, e indir'ecto de convertir los dominado– res a la fe cristiana. El inmenso esfue·rzo que la cristiandad europea realizó contra el indómito y belicoso enemigo musulmán no obtuvo, desgraciadamen- (*) <'f. Jlisio11cs J,J.rtra11jerns. Bmgos, 1D4S, rnl. I, 11. 2, vúgs. 4-20. (1) Katholische Jlissio11sgeschichte, pág. lW, Htcyl, 1D25. (2) Die Dominikanermissionem des 13 Jahrhundcrts, pág. 2, Habesclrwn·dt, 1D24.

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