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22 P. PÍO DE MONDREGANES del der'echo misional como el clero regular o seGular que h& de trabajar en territorios de Misión. Los misioneros necesitan un estudio más profundo de la parte jurídica, sobre todo los que ocupan puestos de responsabilidad y los que deben dirigir la marcha de la ]'vlisión. Acerca del derecho misional interno y externo se han publicado monografías de verdadero valor, pero faltan to– davía obras de conjunto que satisfagan. Tercera parte.-• Establecidos los principios teóricos y det'erminadas las normas interiores y exteriores del apostolado, viene, lógicamente, la aplicación práctica, la acción de las personas que se ocupan de h1s l\rHsiones. Estas las podemos considerar en dos zonas/ o sectores: a) En los países civilizados y católicos; b) En los territorios de Misiones vivas. La Misionología práctica en los países católicos (pastoral misional) expo– ne todo lo que se r•efiere a/ los agentes de la acción misional: Sumo Pontífice, Congregaciones Romanas, obispos, clero, Institutos religiosos, fieles ,:ristia– nos. Habla de la necesidad de las vocaciones misioneras, deJ su formación, del espíritu y la conciencia misional 'en los centros docentes ecle,iásticos, de los estudios misionológicos, Asociaciones, Círculos; de la necesidad de la coope– ración, de los medios y modos de cooperar, de: las Obras Misionales Pontifi– cias, de otras obras y organizaciones misionales, esp'ecialmente de la Acción Católica, y las Mi;;iones. Es evidente que esta parte es sumamente importante para los sacerdotes y seminaristas, párrocos, prop<1gandistas, escritor'es de asuntos misionales, los cuales deben enseñar e instruir a los demás. La segunda secc:ión (pastoral misionera), que trata de la acción en los te– rritorios de rvHsión, se ocupa del personal misionero principal y auxiliar, de los fines que debe' proponerse: en el desenvolvimiento de su actividad, de los medios sobrrnaturales, intelectuales y mat'eriales, de los métodos más conve– nientes, de las cuestiones psicológicas, sodales y etnológicas de hi. pcblación, de los métodos de penetración, de 'evangelización, de organización. adapta– ción, etc. El estudio de estas cuestiones es indispensable a los misioneros si no quieren dar saltos en el vacío, 'equivocarse, perder energías y tiempo. La acción misionera será más segura y dar{\ un rendimiento mayor cuando el mi– sionero proceda con conocimiento de causa. Cmtrta parte.- ..La !1/Jisionología clescriptiua versa acerca del 'estado de las 1\Iisiones en tiempo pasado y presente. Las Misiones en el pasado son objeto de la Historia de las LVlisiones, la cual narra la evang'elización del mundo y la dilatación de la Iglesia a través de los siglos. Al mismo tiempo que nos ma– nifiesta 1a perenne vitalidad de la Iglesia, nos muestra el camino y el modo de recorrerle, pues no sin razón se la llama Maestra de la vida. La descrip– ción de las Misiones en el. estado presente constituye el objeto de la Geogra– fía y Estadística misionales, que nos describen la distribución de las Iviision'cs en los diversos continentes y representan con símbolos y cifras concretas el personal misionero, su actividad, su organización y sus frutos directos o in– directos en l?l apostolado. Tanto en la parte histórica como en la misionográfica propiamente dicha, existe copiosa literatura, estudios de índole general y particular, de valor ob– jetivo muy diverso, cuya crítica no podemos hacer en este lugar. La parte descriptiva de la evangelización del mundo suele ser la que más impresiona la mente del común de los lectores, porqu•e se hace más tangible la vitalidad

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