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20 P. PÍO DE MONIJREG!\NES m QuÉ SE DEBE ESTUDIAR. Todo sacerdote debe estudiar la ciencia misionera, p·ero no todos con la misma extensión y profundidad. El grado de cultura misional que es necesario adquirir depende de las condicion~s y del fin de cada uno. El que tenga el deber de especializarse por razón del apostolado, de la en– señanza u otros motivos, deberá estudiar la ciencia misionológica en toda su extensión y procurar la láurea en esta materia 2n alguna de las Facultades a este fin establecidas. Los especialistas laureados son pocos todavía. N•ecesitan una cultura misional vasta y profunda los propagandistas, los escritores, los que ocupan cargos de respons11bilidad en el campo de las l'vli– siones. A los sacerdotes dedicados a los ministerios pastorales y otras ocupa– ciones propias de eclesiásticos s'e les exige un conocimiento suficiente y ade– cuado a su dignidad y vocación. Na es fácil ni tampo:::o necesario determinar con precisión las líneas divisorias de la ciencia misionera para cada clase de personas. En ésta como en¡ h,s d~m.:ís ciencias se dan grados, pero no hay un tope insuperable. Aquí nos concretamos a un esquema o programa mm1mo convenientísimo a todo sacerdote, secular o re\},.tlar, misionero entre fiel'es o infieles, que desea cumplir con seriedad y conciencia •d apostolado católi:::o y continuar la obra de Jesucristo. La esc;sez de tiempo y el carácter de esta confarencia nos impiden entrar en pormenores. Nos limitamos a presentar una brevísima síntesis de nuestro programa misionológico p;1ra é'acerdotes o semi– naristas según el ord'en de la segunda edici<'m de ntl(:stro Ji/lc11wal ,k jl/Jisio– nología. Primera parte.-S•e explica en las nociones preliminares el verdadero con– cepto de Misión, su desarrollo histólico, importancia, fuentes y estado actual de la ciencia misionera. Establecidas exactamente las nociones previas, se 'entra en la parte llamada fundamental, porque pone los fundnmentos teóricos de la l'viisionología. Se trata, por tanto, de los fundamentos escriforísticos, tradicionales, dogmáticos, morales y apologé-ticos. a) Los fundamentos bíblicos manifiestan el contenido de la Biblia acerca de las Misiones, estudiadas en el cuadro d'el apostolado expansivo de la Igle– sia a la luz de la razón iluminada por la fe. La Biblia es el libro misionoló– gico por excelencia. En la mayor parte de los libros canónicos se encuentran ideas misional•es; merecen, sin embargo, especial estudio el Protoevangelio, los Profetas, los Salmos, en el Antiguo Testamento; los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas de San Pablo, 'en el Nuevo Testamento. So– bre algunos ya se han publicado monografías de valor, pero falta mucho to– davía que profundizar. b) Las ideas misionales contenidas en la Trncliciórz es necesario espigar– las en las obras de los Santos, Padres, en los Concilios y en los- Pontífices. Existen materiales abundantes, pero dispersos. Generalmente, los problemas misionales no se tratan ex profeso, sino incidentalm'ente: y en exposiciones fragmentarías y de ocasión. El estudio de búsqueda y sistematización no está

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