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PROBLE~IAS MISIONALES 19 católico significa cerrar los ojos a tantas luces que pueden iluminar las mentes de los destinados al santuario. No hay duda que las muchas publicaciones de orden misional de estos últimos tiempos, los Congresos y Semanas rviisionales, los Circulas y Cursillos, las cátedras de Misionología, las apr'emiantes exhor– taciones de los Sumos Pontífices, la intensa propaganda de las Obras Pon– tificias, la Unión Misional del Clero, y otros factores han dado un gran im– pulso para la formacióri misional en los centros eclesiásticos; pero, debemos confesarlo con sinceridad, falta mucho que hacer todauía. No todos se dan cuenta perfecta de la necesidad de una bU'ena formación científico-misionera, no todos viven en ese ambiente misional necesario al sacerdote para ej'erccr debidamente su ministerio. Es necesario insistir todavía más en lé, l::ducación misionera de los sacerdotes y seminaristas. Sabemos cuánto han recomendado los tres últimos Pontífices la Unión Misional del Ch:ro, cuya naturaleza y fin se determinan en el artículo 4.º de los estatutos generales. 'T-Iaec Pia Unio ---·dice-sibi proponit animas sacerdotum gcntiurn convcrsionis arnor'e acce– dere, ut pcr ipsos universus populus christianus studio erga missiones catholi– cas inflammetur et ita Ecclesia universa concurrat ad re9num Christi per or– bem dilatandum. Insuper studet ut acatholicorum omnium ad unitatem Ecde– ;;iae reditus foveatur, cum unio omnium christianorum conclitio sit 1mi9ni mo– rnenti ad ethnicorum. conversionem obtinendam"' (9). Entre los medios que allí se proponen para conse9uir estos fines, d'espués de la ferviente oración, viene el estudio: "Cognitione missionum earumque indi9entiarum, laborum aposto– licorum qui in variis mtmdi plagis a missionariis cxerG'.ntt1r, felicis vcl minus laeti eorum 'exitus, itemque omnium éarum rerum quac ad regnnm Dei imprimís intcr paganos dilatandum referuntur" (10). El prefecto de Propaganda Fide, en el saludo mensaje al Con9reso de Burgos en julio, del año 1916, decía: "Es pr'eciso que todos los sacerdotes ad– quieran y vivan una profunda conciencia misionera y formación misional para amar apasionadamente la causa misionera y consagrarse a la misma con todo fervor; para que ellos puedan exponer a los fieles, con la debida competencia y convencimiento, la razón de ser de las ]\,fisiones católicas y los deberes co– rrespondi•entes que imponen a cualquier miembro de la Iglesia católica; y, finalmente, para asegurar al movimiento misionero la ayuda de las plegarias, de los sacrificios, y de las vocaciones, así como también de las generosas li– mosnas. El sacerdote bien formado misionalment'c tiene que sentirse más enardecido en su mismo espíritu, y también más convencido, por consiguiente. de la efi– cacia de su ministerio, que ha de considerar como parte del inm'cnso esfuerzo que realiza la Madre Iglesia para el advenimiento más rápido del Reino de Jesucristo. El s'egundo punto que urge señalar se refiere a nuestros jóvenes que se preparan en los Seminarios para ser padres de almas y administradores de la gracia" (11 ). (9), Cf. I'iae Union·is Uleri pro Jlissionilms 8tat11ta gcncralis, apnd Syllor¡e praed– z¡uormn ducumentorum reeentiitn• SS. l'ontificu1n et S. e. de Propa_r¡anda Pide uc,·11011. aliarum SS. Gongregalionmn Roinanarum, pág. füJH. 'Pypis l'olyglottis Yatic-anis, rn:,D. (10) Cf. L. PÉimz PLATERO, Bl Seminario de Misiones lEJ"tranjeras de !Ju/'l¡os. Inri– tadón a todo el. clero y pueblo esvaíiol. U arta vastornl, 11úg. fül-60. Burgos, UJ4Ó. (11) Cf. Act. Ap. Sed., 1940, tomo XXXII, púg. 254.

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