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278 P. PÍO [;E l\10'.'-;DREGA;;F,:; Por fortuna, no todos piensan así. Los movimientos contrarios a los cris– tianos y misioneros no proc•eden del Gobierno central. sino de autoridades subalternas, que defiPnden el hinduísmo puro. En diciembre de 1951 se encomraba en Roma para la Conferenci& de !a F. A. O. el ministro de Agricultura, doctor K. M. 1\fonchi, un hindú ortodoxo. el cual dirig'e un Colegio universitario en Bombay, y, precisando la situación de la juventud, decía: El 5 por 100 son hindúes convencidos; 5 :,or 100 co– munistas convencidos; 90 por 100 son hindúes fácilmente víctimas del mate– riaiismo moderno. ¿Qué hacer para darles una fe? (36). Ramakrishha y sus secuaces han repudiado todo lo qu'e de bello contienen los V edanta y han iniciado un moderno hinduismo sincrético. Entre los inte– lectuales, que han estudiado en Europa o América, hay muchos agnósticos y ateos humanitarios. Otros caminan hacia el comunismo de T\farx (37). Des– pués de cuatro siglos que San Francisco Javier imprimió sus hU'cllas en el país de la India y de los esfuerzos que han realizado multitud de misioneros de muchas Ordenes o Institutos, una masa de 380 millones' de habitantes continúa todavía en •el apego a sus dioses. Los cultos han sentido miis la influencia del cristianismo, pero han reaccionado diversamente. Uno de los hindúes más co– nocidos fuera de la India, por sus obras y por su doctrina toda especial. es el doctor Radhakrishnan, vicepresidente de la R•cptiblica India (38). A pesar de tantas invasionrs como existieron en la India, dos religiones preponderan– tes han permanecido separadas y hostil'es: el islamismo y el hinduismo (39). Del porvenir religioso y político de la Indb no es fácil profetizar. rfay opiniones muy opuestas acerca de problemas fnndamentales. "La impresión pesimista aflora fácilm'cnte en el únirno y en las .palabras de los am 0 mtes de las Misiones católicas, al hacer el balance de las fuerzas. ele las tendencias y de las posibilidades de acción inmediata de las nume'rosas organizaciones hin– duístas, que en 'estos momentos de actividad desbordante y libre: hallan múl– tiples ocasiones de manifestarse claramente en contra de los planes misionales de la Iglesia católica" (40). Japón.-- El Japón tiene una fachada exterior d·cslumbrante por su cultura intelectual y material; pero, si consideramos el aspecto religioso. su progreso no es tan brillante. El sintoísmo, antes de la última guerra, se había conv'ertido en un sincretismo laico, el cual, más que una religión, era una institución po– lítica que, por medio de fiestas cclebradas por esp'<:ciales funcionarios, bonzos y ~acerdotes sintoístas, estimulaba el sentimiento patriótico y la devoción filial al emperador. Desde el' año 1947, con la nu'eva Constitucién impuesta por los americanos, el Japón acepta la democracia y camina sin rumbo cierto. Des– de 1868 en el Japón s'e ha iniciado un período nuevo en el cual han pululado nul'\·as sectas de carácter sintoísta, budista y aun parcblmen:c: cristiano. De bl modo se han multiplicado, que son muy pocas las personas que esencial- (::n) Cf. E. l'., Ubcrtú nell'J1uli11 di Xelir11, Pll Grnlcs, fPLrPro dP l!l:í2, ¡¡úgs. GS-(i2. (::,) ( 'f. l'. :\Lrnrn I-J. ilÍOIL\ELLI, Jl mondo non cristiano, l)Úg. 127, Roma, 1!l:í4. (:;s) Cf. E. n.\THIER, H.•T., ['n aspcct ele l'lri11<loui.l'l11e moderne Radharkrisha11a11, 011 i~fudia Jrissionalia, Pont. T-niv. <irPgorianaP, ttorno \ 7 Il, vúgs. ~1üS-;ino, Itorna, 1H5:t (:;H) ('f. P. <'YinLLFS n. l'.\P,\LI, <'. n., 1Ii111l11ism11s, ni!. 1, ]lÚg. s, Itoma, J¡)f,:L (411) ('f. 1,., L. LnPETf':GFI, 8. J., J'a11ora111as misioanlcs posl)(:¡;cos, ¡iúg. GD, nilhao, 194().

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