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276 P. PÍO DE MONDREG."",,ms rnunista (27/. Este carácter comunista se manifiesta en algunas de sus expre– siones. corno las siguientes: "De la iglesia haremns una sala de baile"; "Me basta vivir bien aquí en la tierra", y otras semejantes, de índole materialista. El método d'e ganar adeptos es también sernej2nte al método celular de )os comunistas (28). El juramento del l\1au-1Vlau es substancialmente fetichista y el rito que acompaña a la iniciación es una magia grosera (29). Este movimiento pagano y comunista es, ciertament'e, un obstáculo para la propagación de la fe cristiana. Si fuera sólo un simple movimiento nacio– nalista valdria la pena de someterlo a un examen crítico; pero ni en la doc– trina ni en los proc•edimiE'ntos puede aprobarse .. Por esto se comprende que el arzobispo de Nairobi y el obispo Nyeri excomulgaran a todos los adheridos La rebelión en el Kenia nq está todavía liquidada. El 24 de noviembre de 1954 publicaba L Osservator<E· Romano (pág. 1) que habían intentado in– cendiar el hotel europeo Salisbury, situado a peco más de un kilómetro del centro de la ciudad. Lo que domina hoy en Kikuyu es tm bandolerismo terr'o– rista, al cual han contribuido vi'ejos rencores, el espíritu de venganza y el sectarismo anticristiano. Los misioneros de la Consolata de Turín han tenido ya varias víctimas (30). En Africa del Sur los conflictos raciales son trágicos. El doctO'r Daniel Francisco l\falan (un blanco de setf.'nta y ocho años de edad. protestante edu– cado en Utrecht, desC'endiente del grupo de los inmigrados franceses hugono– tes, representante intransigente de los viejos boers) defiende enérgicamente la separación de grupos raciales, el desarrollo independiente de negros y blancos, viviendo cada uno en su puesto separado y en la propia esfera. El sistema de Malan ha sido muy criticado, dentro y fuera del tl'rritorio, y no es una solu– ción católica del problema racial. Uno de los ataques más fuertes e insistentes proviene de la India y del Pakistán. porque el sistema de separación perjudica a los intereses de unos 360.000 indios, concentrados la mayor parte en Natal. donde constituyen una pequeña comunidad de propietarios agricultores, arte– ~anos, comerciantes, médicos y abogados. En Durban casi una tercera parte de la población está compu'esta de indios que tienen sus mezquitas, templos hindúes e importantes empresas comerciales. Las restricciones impuestas a la gente de color han provocado protestas por partel de la India y Pakistán, y la cuestión ha sido ll•evada a la O. N. U. Pero los ataques a la política/ rle Malan proceden del interior y se ha llegada, a hablar de una guerra civil (31). Con estos conflictos sufren las Misiones. Durante un litigio en East Lon– don el 9 de noviembre de 1952 la multitud ~nfurecida mató a sor Aidan, que– mó su auto e incendió todas las dependencias de la l\tlisión católica. La i:eli– gim,a iba a socorrer a los heridos. Blancos, negros y asiáticos luchan por razones de prestigio y de rivalidad, qu'e se acentúa siempre más. Delante de los grupos de la gente del color, los blancos, que son cerca de un millón de (27) Cf. BEI:NARDO BERN-U:DI, Il 11101:imcnto J[au ]Jau, Pll ('foro e Jlissioni, 1054, 11. 2. ¡iúg. Sri. (28) Jliid., vúg. SG-S7. ('.o!l) ('f. 1·~. l'ELLE<m1xo, N. .T.: l/ Jiau-Jiau non si arrende, Pll Gentes, mnrzo de H)34. púg. 815. (:lO) ('f. I<J. l'ELLE<lRIXO, o. c., l)Úg. 822. (:n) Cf. Il Dott. Jlalan tira diritto, P11 Gcntrs, n0Yim1bre de 1[)52, vúgs. :m4-:n1.

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