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PROBLEMAS MISIONALES 267 En la pluralidad de tend'encias, motivos y adaptaciones podemos determi– nar dos métodos principales: la evange/i;::ación y las obras sociales. 1) La cz,m1ge/i;::ació11 comprende la predicación y difusión de la literatura cristiana. En la instrucción los protestantes se sirven mucho de los catequistas indígenas. En algunas l'vlisiones se da mucha importancia al catecumenado y exigen largo tiempo antes de administrar el bautismo, mientras que 'en otras, sobre todo en las conversiones numerosas, suelen abreviar dem.:isiado, como suced'e en algunas regiones de Africa y de la India. Para la difusión de la lite– raturn cristiana existen Sociedades que se ocupan en distribui;:: libros, oracio– nes, himnos y Biblias en las lenguas indígenas. 2) Las obras sociales son muy numerosas y en general bien organizadas. Las podemos reducir a dos clases: las obras de ed¡¡cacion y de bencficencia. a) Las obras de edu.:ación, abrazan todos los grados de la cultura huma– na: Universidades, Colegios superiores, Escuelas magistrales, elementales, de agricultura, de Artes y Oficios. Una de las cosas que más aprecian es 1 la edu– cación de los jóvenes indigena5, los cuales más tarde les ayudarán, como mi– nistros o como auxiliares, en la evangelización del país. b) Las obras de beneficencia comprend'en hospitales, orfanatos, asilos, leproserías, etc. El personal femenino desempeña un gran papel en estas acti– vidades. Los protestant'es tienden también a nacionalizar las Iglesias, estableciendo nuevas se..:tas indígenas en las regiones. De este modo logran una gran unión de cooperación administrativa que ayuda mucho a los cristianos para ejercer influencia en el país. Los mision'eros protestantes pueden emprender y realizar todas esas obras de educación, beneficencia y civilización con mayor eficacia que los misione– ros católicos por los cuantiosos auxilios económicos que reciben. Si bien las Misiones protestantes no dan los frutos permanentes ci'e las Misiones católicas, sin embaruo, el trabajo, la or\)anización y la genero.sa cooperación de nuestros hermanos separados nos deben s'ervir de estimulo para esforzarnos a o.::upar antes que ellos el ..:ampo, a fin de que el mundo reciba la doctrina católica y entre en la única Igh,sia verdadera fundada por Jesucristo, Salvador de toda la humanidad. III. El peligro protesta.nte.---Las indicaciones que acabnmos de hacer nos pueden persuadir con cuánta razón se lamentaba el Pontífic'e Pío XI, cuando, en 1926, dijo a los predicadores cuaresmales de Roma: "La propaganda pro– testante se presenta bajo un aspecto verdaderamente alarmante y doloroso. Es cierto que no hace protestantes convencidos, sino más bien indiferentes y desorientados que no saben en qué cre'en; pero eso mismo constituye ya un peligro enorme" (23). Es precisamente en las regiones cuyo campo de acción es más amplio y la población más numerosa donde los resultados son más alarmantes, como en las poblaciones d•e la India y del la China, en que el pro– testantismo causa mayores estragos. Pastores, diaconisas, médicos, auxiliares, (2:l) Ossrrratore Roma110, 17 d(' frbrero de 192G. El que dPsee mús notiC'ius sobre las J\Iisionps ¡n·otPstantPs ¡nwck eonsultur al padre i\L\NXA, La. coni:ers·iún del inundo infiel, púgs. i"i5 y sgs.; HILARICÍX GrL, La /tora (fo Dios, Burgos, 192a; lIAECK, El protestantismo !f las Jfisioncs, Pn número Pxtraordinurio de El F!iylo de las Jlis-iones, dil'iPmhrr~ de l!l2B.
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