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PROBLEMAS MIS!ONALE:i 259 y en algunas personas en el siglo XVIII, pero creci'eron extraordinariamente durante los siglos x1x y xx. En efecto, en 1816 se estableció una Comunidad misionera alemana en Basilea para la Alemania m'eridional y los cantones sui– zos de lengua alemana, cuyo¡ primer director fué Cristóbal Gottlieb Bumhardt, que empezó a publicar en el mismo año una revista de ci'encia misional. Antes de la primera guerra mundial disponía! ya de 230 misioneros europeos ordena– dos, siete médicos y 40 mujer'E:s auxiliares, más otros 98 ayudantes. Las zonas más importantes del trabajo eran el' Camerún y Togo; ahora trabajan también en China, Borneo meridional y Borneo septentrional británico. En 1824 se formó la Comunidad Misionera Berlinesa, d'e la cual salió un buen número de: misioneros que se pusieron a disposición de las Comunidades inglesas. Al empezar el año 1914 trnía 184 colaboradores turopeos y 1.219 indígenas en Africa oriental y otrcs lugares; actualmente trabajan entre !os zulúes de Africa meridional y en China. En 1828 s'e t.'Stabkció la Comunidad misionera de Renania, la cud en 1914 tenía 224 colaboradores europeos y 1.340 indígenas, cuyos campos de acción eran Africa alem,ma sudorienta!, Sumatra, Borneo, China y Nutva Guinea. Sucesivamente fueron formándose otras Comunidades misioneras como la Septentrional-Tudesca o de Hamburgo y Bremen (l.336), la de Dresde (1/U6), trasladada después a L-eipzig, y la Berlinesa, llamada Berlín II; la de Herr– mannsburg (1849), la de Neukirchen (1882), la Comunidad uni\ersal misio– nera evangélica-protestante (1884). Otras muchas Comunidades misioneras, con carácter universal o limitado, surgieron entre los protestantes al'emanes, las cuales su'elcn disponer de órganos literarios más o menos numerosos. El extraordinario número de Comunidad'es misioneras que trabajan en diversos países de Misiones con personal europeo e indígena demuestra claramente el movimiento misionero 'entre los protestantes de lengua alemana. Un. factor importante en la vida misionera en la patria son las conferen– cias misioneras, fundadas por Gustavo W arneck, por muchos años pastor en Rothenschirmbach, ce'fca de Kassel, y más tarde, hasta su muerte, prof'esor de la primera cátedra de Misionología protestante en Halle. El 12 de marzo de 1879, en la provincia de Sajonia, r'eunió la primera conferencia de pastores protestantes con el fin de prepararlos científica y prácticamente a la acción misionera; siguiernn después la de Brandeburgo (1582), la Brunswick (1883), la de Silesia y Bavi'ern (1884), la de Pomerania (1885), la de Turingia (1886) y la de Viena para Austria tudesca (1919). En estas rnnferencias se tratan y discuten temas teóricos y prácticos sobrn la situación del mundo pagano, los acontecimientos políticos de importancia y los problema~ d'e actualidad que interesan la acción misionera. A esto debemos añadir las numerosas revistas protestantes de orden cien– tífico y de div,ulgación qu'el se ocupan de los problemas misionales, las cáte~ dras de Misionología en varias Universidades protestantes y las Uniones de jóvenes estudiantes que conservan y aumentan la vicia misionera en la patria y futra de ella. En estas y otras muchas formas el protestantismo manifiesta el movimien– to misional moderno, que ha penetrado en los ministros del culto, en las cla– ses intelectuales laicas, en las juv'entudes estudiosas y hasta en la masa del p 1 .1eblo1 alemán. Según el juicio de algunos auto·res, bien informados en la ma-
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