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10 P. PÍO DE MONDREG.l\NES cultivada y desarrollada con esmero, cemstancia e interés1 si'empre creciente en muchas de sus Universidades y Seminarios. Entre todas ellas es digna de es– pecial mención la escuela de Münst'er, por su organización y dirección cientí– fica, unánimemente reconocida por los principales misionólogos del mundo. Daremos un pequeño bosquejo de su organización y funcionamiento. El curso de ciencias misional•es está acoplado a la Facultad Teológica y les alumnos pueden seguir con regularidad los estudios trnlógicos propios de la carrera eclesiástica. Dura, por lo regular, tres años. Especializándose y ha– ciendo, el exam'en escrito sobre asuntos científico,.misionales puede ser promo– vido al doctorado en Misionologia, previo, naturalmente, examen de la Teologia. También se puede cursar por separado con la intención de especializars•e sólo en las asignaturas misionales, como lo verifican alumnos de Institutos y Ordenes religiosas que han terminado ya sus estudios teológicos ~n el claustro. Aún más; hasta religiosas de Congregaciones misioneras hemos conocido que asistían regularmente a las clases y recibi•eron su diploma especial de Misio– nología. Hay varios profesores que explican las diversas asignaturas de la ciencia misional; el principal de todos •ellos, y el primero que fundó y desempeñó la cátedra,--subvencionada por el Gobierno--, es el doctor J. Schmidlin, que ex– plica la Introducción a la ciencia de las fvlisiones, Teoría o Doctrina! de las l✓lisio11es Católicas, Historia de las Misiones, tres Manuales de densa doctri– na misional publicados por el mismo. Tiene a su cargo también lo que ellos llaman Aiissionskunde, noticia o co– nocimiento de las misiones actual•es: geografía, 'c:stadística, organización, acti– Yidad en las diversas partes del campo misional. Para mayor fijeza y amenidad suele explicarse esta clase con proyecciones de fotografías, tarjetas, placas, grabados d'e libros, revistas y otras publicaciones, poniendo intuitivamente de relieve el movimiento, la marcha y el avance del• ejército misionero esparcido por el mundo. Algunas veces por semana tienen, además, lo que 'en las Universidades alemanas llaman Semi11arium, especie de clases familiares donde los alumnos presentan sus trabajos, composiciones, dudas y dificult&d'es, preguntando cuanto les sea útil y conveniente para sus asignaturas. El profesor en estas ocasiones orienta, corrige, aconseja, enseña a trabajar y va poco a poco for– mando en sus discípulos las características de su especialidad. ¡ Qué útiles y pedagógicos son estos Seminarios, donde profesores y alumnos se compene– tran, se entienden, se ayudan y se establec•e entre ellos una comunicación y corriente cientifica de alta tensión! Existe en la misma Universidad un local especial destinado a Bibliot'eca de Misionologia, provista de abundantes y selectos libros, revistas y publica– ciones en todos los idiomas. A ella pueden acudir librement'e los alumnos y profesores para hacer sus estudios, trabajos y consultas. El Congreso Nacional Católico, celebrado en Maguncia en 1911, un año después de establ•ecer la cátedra en Münster, acordó crear un Instituto inter– nacional de investigaciones científico-misionales en la capital de W estfalia, el cual, además de la revista antes citada, lleva ya una valiosa y meritoria seri'e de publicaciones sobre asuntos misionales.

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