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PROBLEMAS MlSIONi\LES 207 continúa en el cielo orando sempcr l'ivens ad intcrpellandum pro nobis (22). La oración de Jesús era apostólica para la gloria del Padre,, para la salvación de las almas, para el establecimiento de su reino. Peticiones qu'e él mismo nos enseñó en la oración dominical. .. La oración por la, l\!Iisiones, por los misioneros, por los predicadores, por los pecador'es, por la conversión, y santificación de las almas es un apostolado asequible a todos. ' Los apóstoles de vida activa que predican y se ejercitan en obras exter– nas de apos:tolado, para que Dios bendiga y fecunde sus trabajos, sus fatigas, sus sudores, d•eben orar, porque na es el que planta ni el que riega el que da el incremento, sino Dios. Sin la gracia los predicadores serán campanas que tañen, trompas que hacen ruido, pero que no convierten ... g) Con el sacrificio.--La voz de la sangre '2s más poderosa que la voz de 1~ lengua. Es fácil orar a Dios y elevar nuestras manos suplicantes al cie– lo, pero no es tan fácil captarse la divina misericordia con la sangre del sa– crificio. Jesús fué el apóstol de la oración y también d'el dolor y del sacrificio. La consumación de su apostolado se verificó en la cruz. El dolor es la mo– neda con que se rescatan las almas. Ofrecer a Dios todos los días nuestros dolores, adversidades, sufrimi'entos físicos y morales, toda clase de adversi– dades y sacrificios por la salvación de las almas, es un apostolado que requiere mucha fuerza de voluntad, pero que, al mismo tiempo, encierra mucha eficacia delante de Dios ... IV. CUALIDADES DEL APÓSTOL. Para que el apostolado sea santo y santificador es necesario que el após– tol se revista ci'e algunas condiciones indispensables. No hablamos aquí de la preparación remota espiritual y científica, que debe adquirirse durante la ca– rrera. Tampoco de las condiciones físicas, de la ciencia y cultura que debe pos'eer todo apóstol. Nos referimos sólo a algunas virtudes que son más ne– cesarias para la eficacia del apos~olado. 1. Recta intención.---El sacerdote no debe buscar los honores, la satis– facción de la ambición y de la vanidad; mendigar los aplausos, las lisonjas ni las alabanzas. De ese modo perderá el mérito eterno, y el Señor le dirá en el día ci'e las recompensas: Recepiste mercedem tuam (23). Tampoco los intereses materiales, la ganq11cia, el lucro temporal deben ser los móviles del apóstol. Este debe, ante todo y sobre todo, buscar la gloria de Dios, la salvación ci'd prójimo y su propio aprovechamiento espiritual y eterno. No obrar por un motivo humano, fugaz e inconsistente, sino por mo– tivos espirituales y eternos. 2. Prudencia y simplicidad.-Lo advirtió Jesús: "Sed prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas" (24). Prudentes para adaptarse a las (22) 1lcbr., YII, 20. (2:l) l\Lvrnr., YI, ri. (24) I/Jíd., X, I<i.
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