BCCCAP00000000000000000000392
PROBLEMAS MIS!O",ALf::; 191 Jesucristo, cumplida su misión redentora, nos dejó por testamento conti– nuar su obra: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda cnil– rnrn (17). Nos toca recoger su hen:ncia, su patrimonio: trabajar para que el sacrificio del Redentor no sea inútil. "Nuestro dcber-dice Pío XI-de amar a Dios exige, sin duda, no sólo que procuremos aumentar cuanto podamos el número de aquellos que le ccnocen y adoran en espíritu d•e verdad, síno tam– bién que sometamos de nuevo al imperio de nuestro amantísimo Redentor cuantos más y más podamos, para que se obt'enga cada vez mejor el fruto de su sangre, y nos hagamos así más agradables a Él, ya que nada le agrada tanto como el que los hombres se salven" (18). La cruz del Calvario se ha hecho cátedra y faro para iluminar los pueblos y atraer al universo ( 19). Por ella ha triunfado Cristo de las tinieblas y del error y de la idolatría: Y a ha iluminado tantas regiones de la tierra; ya ha vencido al mundo y derribado muchos ídolos, que yacen esüellados a los pies <le la cruz (20) . Esta redención histórica debe extenderse y prolongarse hasta los confines del mundo. Los religiosos revestidos del espíritu de Cristo, penetrados del celo de Cristo, con.sagrados a la imitación de Cristo, deben ser los enamorados d•e Cristo, los instrumentos de sus misericordias, los defensores de su reino, los conquistadores y vencedores de todos los cn•emigos. A las almas religiosas, esposas de Cristo, toca llevar su mensaje a las masas humanas que no cono– cen su doctrina; atraer a su redil y gobierno las ovejas que viven todavía fu•era de él. Las almas contemplativas que han celebrado o esperan celebrar sus místi– cos desposorios con el Cordero Inmaculado Cristo Jesús están más obligadas a celar su honor y su gloria. Religiosos fervorosos, corazones agradecidos a los ben•eficios de la vo– cación, ¿no des•eáis la dilatación del reino de amor de Jesús? ¿No tenéis inte– rés en que Jesucristo Redentor Venga, reine e impere sobre todas las nacio– nes? ¿No queréis que nuestro Amado sea conocido y adorado por todos los hombres? c) Brillar en el amor a ia Jg/esia.-Jesucristo vino a salvar al mundo por medio de la Iglesia, depositaria de su doctrina y de sus gracias. Su misión es !>abar y santificar a todos los hombres, a todas las naciones y a todas las razas. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, que debe crecer y exten– ders•c por toda la tierra. "Signo distintivo de la Iglesia católica... es la uni- 1•ersalidad de la fe y del amor, por encima de todos los campos de batalla y de todas las fronteras de los Estados, de todos los continentes y de todos los oceanos ... ; su obje:tivo final es ... hacer coincioir los confines del reino de Dios con los del mundo" (21). Esta universalidad resulta de la identificación de la Iglesia con Cristo, (17) J'.Llnc·., XYl, rn. (18) A. A. N., l!l2(i, XYllI, púg. GS. (W) :L A. 1-1., l!l42, :14, púg. 1:l4. (20) A. A. 1-1., ]!)42, :l4, púg. 1:l5. (21) :L A. N., l!l44, ::u, ¡,úg. 207.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz