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190 P. PÍO DE MONDREG./\NE:i gratuita a la vida de perfección. Los Sumos Pontífices, exhortando a los cris– tianos a cooperar a la propagación de la fe, aducen, 'entre otros motivos, el agradecimiento a Dios por la fe recibida. Benedicto XV dice: "Cuantos con– tribuyeren en la medida de sus. posibilidades a llevar la luz de la f'e a los in– fieles, principalmente ayudando a la obra de los misioneros, habrán cumplido su deber en tan importantísimo negocio, y habrán agn.1decido a Dios d•e !a manera más delicada el beneficio de la fe" (15). Pío XI, en la Homilía de Pentecostés de 1922, predicaba: "Todos hemos participado más o m'enos cada día de los beneficic,s de la religión. La luz de la fe ha iluminado desde la cuna toda nuestra vida. Desde nuestros primeros años nos fué dado sentarnos a la mesa divina y participar del celestial ban– quete... ¿Qué puedo hacer yo a cambio de esas gracias tecibidas? Para agra– decer el don de la fe que hemos recibido de Dios contribuyamos a comunicar a otras almas esa misma fe. Para pagar los tesoros de gracias ci'e que Dios nos ha colmado contribuyamos con todas nue<;tras fuerzas a llevar estos teso– ros lo más lejos posible, al mayor número de criaturas de Dios nuestro ~~ñor" (16). El religioso debe desear vehementemente, v con sed de redención. que Dios sea conocido y alabado por todo el mundo; que sea santificado su santo Nombre, para que toda. la tierra le adore como (;ni::o Dios verdadero. ut om– nis terr:a adoret Te. Como hijos del bondadoso Padr¿ C'destial debemos SC'ntir que en el mundo haya todavía tantos millones de hombres fuera del catolici'lmo, tantos ateos prácticos sin Dios y sin religión, ti,ntas regiones herméticamente cerradas ,\1 Evangelio como el Tibet, el Nepal. el Bhután, el Sikkim, el Afganistán. la Arabia, la Mongolia, el Turkcstán, sin contar otras regiones donde los misio– neros están excluidos o perseguidos. El alma consagrada a Dios, enamorada de Dios, celosa de la gloria ,Je Dios, sali•endo de su egoísmo espiritual y echando una mirada por el mundo, no puede menos de exclamar con el Serafín de Asís: El Amor no es amado, d Amor no f'S amado ... El religioso que de ningún modo f,e preocupa de este important'e número de hombres que no adoran al verdadno Dios manifiesta poco interés y celo por su gloria. No se da verdadero ascetismo sin apostolado, como tampoco apostolado eficaz sin ascetismo. El mís1ico, cuanto más elevado, más enamorado y m{,s proselitista. En una palabra: es imposible amar a Dios con todas las fue'"zas y no ser apóstol. b) Brillar en el amor a jes11cristo RPdcntor. -Jesucristo es el Enviado del Padre para redimir al mundo, es el Mediador entre Dios y los hombres, es el Verbo Encarnado lleno de ¡¡rada y de verdad; es el Nu•evo Adán, principio y origen de la nueva vida; es el Sacerdote y la Víctima que se ofrece en H ara de la Cruz para expiar los pecados de la humanidad; es d grnn Misionero de la Humanidad, que viene a cancelar la culpa, a comunicar la vida sobre– natural, a enseñar el camino del cielo, abrir de par en par las puertas de la bienaventuranza y facilitarnos la posesión eterna de la gloria. (1G) Jla,ri111un1 illud. A. A. S., l!ll!l, XI, púg. 451. (l(i) Cf., A. S. N., l!l22, XlY, púg. :l47.

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