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184 P. PÍO DE MONDREGANES 5. Vida mística.-La mística tiene muchas acepciones y campos poco limitados, pero comúnment'e se restringe a la vida espiritual contemplativa que une al alma con Dios de una, manera misteriosa. Según Santa Teresa, la vida mística o sobrenatural empieza en el grado de oración que ella llama de reco– gimi'ento infuso y quietud, que corresponde a la cuarta morada del Castillo Espiritual. La parte de la Teología que se ocupa en las e,uestiones referentes a la per– fección sobrenatural del hombre se llama Teología ascético-mística. En •d es– tudio teórico o histórico de estas cuestiones no se procede con el mismo mé– todo: unos las tratan por separado, otros no. La denominación tampoco es del todo uniform'e. Hoy día se vá abriendo camino la denominación: Teología espiritual (1). 6. Vida de perfección cristiana.-Perfección quiere decir acaban,iento completo. Perfecto es eL que tiene el mayor grado posible de bondad o exce– lencia en su línea. La perf'ección cristiana importa la actuación de la misma por el ejercicio de las virtudes, o plenitud de bondad en el orden sobrenatu– ral. Se dice perfecto aqU'el que practica en el grado mús excelente posible el conjunto de virtudes que constituyen el patrimonio de la enseñanza cristiana. El nivel de perfección o de bondad se mide principalm•ente por la caridad o amor de Dios y del prójimo (2). Un doctor de la ley preguntó a Jesús: "Maes– tro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?". Él l•e dijo: "Amarús al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente". Este es el gran mandamiento y el primero. El segundo es semejante a él: "Amarás al prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamiento~ penden la ley entera y los prof'etas·· (MATTH., XXII, 34-40). La caridad supone la fe y la es– peranza. Las virtudes morales son como elementos integrales de la perfección. La perfección cristiana es posible a todos los estados sociales de cualquier condición qu'e sean. A todos dice el Señor: "Seréis, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (MATTH., V, 48). 7. Vida de perfección religiosa.-Refiere San Mateo que un joven rico se acercó al Maestro y le dijo: "Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para obtener la vida 'eterna? Él dijo: ¿A qué me preguntas sobre lo que es bueno? Uno sólo es bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Dicele: ¡Cuáles? Jesús dijo: Lo de no matarás, r:o adulterarás, no dirás falso testimonio,... Dícele el joV'en: Todo esto lo guardo. ¿Qué más necesito? Dí– jole Jesús: Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto posees y 1 dalo a !os po– bres, y tendrás un tesoro t:n el cielo, y, vuelto acá, sígueme. Como1 el joven oyó esta palabra, se fué entristecido porque era persona q,ue poseía muchos bienes (MATTH., XIX, 16-22). En este pasaje se distingue la obs•ervancia de los mandamientos, que es obligatoria para todos los que quieren conseguir la salvación, y la perfección evangélica, que es •empresa de voluntarios. Las per– sonas que voluntariamente abrazan la perfección evangélica se llaman religio– sas. La calidad de religioso constituye un verdadero estado, por s'er un modo (1) f'f, J. DE Gt::rnERT, S.. J., Teología Spiritualis, quaest. I, Roma, 19:19. (2) Cf. 811111. 'Fheol., 2.ª, 2.•, q. 184.

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