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178 P PÍO DE MO!\DR"GANES m1s10neros franciscanos bien preparados para evangelizar a los indios. Al mis– mo tiempo suscitaron numerosas vocaciones de misioneros en Europa, par– ticularmente en Italia y España (30). Algo encontramos también 'entre los capuchinos. En los Estartutos y Or– denaciones de las lVIisiones capuchinas en las provincias de América se esta– blece lo siguiente: Ordenación VI: "]\/[andamos, en cumplimiento de las reales l'eyes de la N,ueva Recopilación de Indias ... , que los reverendos padres pre– fectos, conjúdices de nuestras lvlisiones de Indi;,s, de ¡¡quí en adelante en el primer Capítulo que celebren dispongan y e]ijan uno de los pueblos en ,:ada una de nu'estras l\1isiones, el que les pareciere más a propósito parci Casa de Seminario, donde los nuevos misioneros que fué>remos enviando de España, a vista, y con el eficaz ejemplo de los venerables ancianos y antiguos en ia Misión, estén s'eis meses o mús, Séc'HÚn vieren que conviene, aprendiendo d idioma de los indios, la forma de reducirlos y doctrinarlos, con todo, lo de– más que debieren observar con ello,, para su mayor aprovechamiento, a,:im::n– to y progreso de nuestras Misiones, sobre qu'e onerc.:mos las conciencias de los supradichos padres prefectos y conjúdices" (31). Los capuchinos de Castilla erigieron también un Colegio de misioneros en la ciudad de La Habana, con e! fin Je dar rviision'es circulares en toda ia isla y surtir de operarios a las l\,Iísiones de la Luisiana y Florida. D:: C:l par– tían las expediciones de misioneros y a él se retiraban los que por razón de salud o falta de voluntad no podían continuar 'en la Luisiana. Los misioneros debían aprender el francés, que se hablaba en el territorio de la Misión, y pre– ¡iararse para ser curas o doctrineros (32). Los franciscanos y jesuítas, antes de la última g,uerra mundial, t:nviaban los estudiantes jóvenes a China para que, poco a poco, se fueran formando en la lengua, en las costumbres, en la historia y en la cultura china. Esto se podrá realizar en algún territorio donde la Orden o ln;,tituto tenga numero– sas Misiones y posibilidades para erigir y mantener semejantes Colegios, pero en muchos lugares no será posible. Sea cualquiera el método que s'e adopte, permanece siempre cierto y firme que la preparacié,n de los candidatos, tanto remota como próxima, es nece– ~aria si se quiere establecer y gobernar una lVlisión y que los op'erarios rindan fr.utos eficaces y estables. (:lO) ('f. Cu11spc.-111s .l!issio1111111 On/. FF'. Jli11. ,¡ro¡¡rn¡il,fre, liisforice, elh11011raphir-e et ccclesia.,tir·e desr-rip/us iussu. l'. /fonarenturae .llarrnni, Jlin. Gen., [)Úgs. 2!l-2!l4, Homa, 1!);¡;¡; ~L\l!Llc'in; FERc'i--\XDEZ, Co11s¡1ectus Jlissionw111, l!J0D. vfrgs. 211 y sigs. "\d Claras Aeqmrn, l!JO!l. (31) l'j. Fn.1Y l<'rwn.. \x DE llIO:\"E(,IW, O. I<'. ~I. l'AP., Relaciones de las Jlisiones tle los PP. ('apachin,,s en las A11tiuuas Prorincias Es¡iaiiolas, hoy Re¡níblica, de -Vene– :::uela, 1650-1817, tomo II, ¡i{1g. G8, t'\Pvilla, Hll8. (:l2) Cf. I•'. ,\:\"TO:\"IO DE C.1sTILLO, O. I<'. ::\l. t'AP., La Luisiana es¡rnrí.ffla v el l'. 8adella, p,íg. lll. Ra11 .J unn r]p I'uerto Hieo, 1D21.

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