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166 P. PÍO DE MONDREGANES en otros sectores de la vida humana. Muchas veces se verá obligado a ejercer las funciones de maestro, de catequista, de médico, de farmacéutico, de juez, de diplomático ... Recorriendo países desconocidos y primitivos, el misionero será explorador, etnólogo, geólogo, botánico, matemático, astrónomo. La ac– ción del misionero s'e extiende a todos: se esmera por instruir al ignorante, curar al enfermo, vestir al desnudo, civilizar al bárbaro, convenc'er al hereje, atraer al cismático, convertir al pagano, conducir a todos a la Iglesia y a la civilización. Ahora bien, si consideramos el vasto y complejo programa que d•eben des– arrollar los misioneros, no sólo como sacerdotes, sino también en el campo de las ciencias, de las artes y oficios, comprenderemos que es n'ecesaria una sólida preparación espiritual. edesiás;tica y cultural. A través de las páginas dei la historia de las Misiones se pued•e ver lo que en los diversos siglos se ha hecho para formar específicamente a los misio– neros, sea para ev:mgelizar en país'<:s paganos, sea en países herejes o cismá– ticos. Nosotros limitamos el campo a la sola Orden franciscano-capuchina, espigando algo de lo mucho que podría comprobar nuestro aserto. lI. FORMACIÓN MISIONERA EN LA ÜRDEN FRANCISChNA. San Francisco de Asís, una vez que conoció la voluntad de Dios acerca del apostolado, no sólo predicó 'entre los cristianos, sino que quiso llevar ~a lu:: del Evangelio a todas las gentes y• él mismo pasó a Egipto con el objeto de convertir a los sarracenos y obtener la palma del martirio. Es el primer fundador de Ordenes r\::ligiosas que legisla acerca dE- las Misiones entre in– fieles. En la prntorcf'gula o modus uiuendi aprobado de vi-,·a voz por Inocencio III se indica, en general. un apostolado universal mediante fa predicación del zcino c[,, Dios. En la regla de 1221 pone el capítulo XVI, De los que fueren cnirc los moros y otros infieles. "Dice el Señor: Mirad que yo os envio como ovejas entre lobos; sed, pues, prudentes como serpient'es y sencillos como pa– lomas. Por tanto, cualquier fraile que por divina inspiración quisiere ir entre los moros y otros infieles vaya con la licencia de su ministro y siervo. Y el ministro dé licencia, y no se la nieuue si viere que es idóneo para enviarse, porque obligado será a dar cuenta al Señor si en 'esto o en otras cosas pro– cediere indiscretamente." Pro:,igue dando algunas reglas de metodología prác– tica, usando de textos de la Sagrada Escritura (1). En la regla bulada de 1223 el capítulo de las l.VIisiones aparece modificado y presenta solamente un con– tenido que pudiéramos llamar jurídico, diciendo: "Quicumque Fratrum divina" inspiratione voluerit ir'e ínter Saracenos et alios infideles, petant inde licen– tiam a suis Ministris Provincialibus. Ministri vero nullis eundi licentiam tri~ buant, nisi eis quos viderint esse idoneos ad mittendum" (2). La l•egislación de San Francisco es sencilla y breve. Los capítulos gene- (1) Cf. ()/,ras co1111ilctas de n. I'. San Fra11ciseo, se[lún ln ('uleeci,111 ,le 1radi11go, tradnddas !'JI romaneP ¡,01· Yarios dPrntos dP! San'to, púg. G7. TPnwl, Hl02. (2) Cf. J. SUAR.ILKI, Bull. Francis., I, 13, 14.
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