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4. FORMACION DE LOS MISIONEROS EN LA ORDEN FRANCISCANO-CAPUCHINA (*) J. ¿QUÉ ES UN MISIONERO CATÓLICO? El Verbo Eterno se hizo carne, habitó entre nosotros, nos redimió, nos hizo hijos adoptivos de Dios y coherederos del reino de los cielos. Para con– tinuar su, obra redentora a través del tiempo y del espacio traspasó su misión, a la Iglesia, haciéndola depositaria de sus poderes, de su doctrina, de sus gra– cias, de todos los medios ordinarios de salvación y santificación. La Iglesia de Jesucristo, por su institución y por su misma naturaleza, debe ser católica, es d•ecir, universal, excluyendo cualquier límite de tiempo o de espacio. Es una sociedad sin fronteras o sobrenacional, que abraza a todas las razas, a todos los hombres, se extiende a todos los continentes y p'erdura por todos los siglos. Luego geográfica y etnológicamente deb'e crecer, extenderse y plantarse por todo el mundo. A los misioneros católicos pertenece directamente realizar esta e.mpr'esa; a ellos incumbe el deber de propagarla, extend'erla por toda la tierra, a fin de que todos los hombres puedan entrar en el arca de salvación y sean. incor– porados a Cristo mediante el lauacrnm regenerationis. Los misioneros son los legítimamente enviados por la Iglesia para predicar el Evangelio a toda cria– tura, para enseñar a todas las gentes las verdades reveladas, para continuar la obra redentora, para dispensar los tesoros y los misterios de Cristo. Es, pues, necesrio que el misionero esté prof,undGm'é'.nte penetrado de la sublimidad de su misión, que conozca debidamente sus obligaciones aC'erca de la propagación de la fe, dei la expansión de la Iglesia y de la salvación de las almas. Para esto debe estudiar los grandes probh~mas misioneros que se con– tienen es la Escritura, en la Tradición, ern el Dogma, en la Moral, en el De– recho, en la Historia y en la Ec!esiología. Delante de la mente del misionero deben presentarse los millones de paganos, de judíos, de musulmanes, de di– sidentes, de acatólicos que, después de veinte siglos de redención, vagan to– tavía errantes fuera de la única Iglesia verdadera; el misionero debe escrudi– ñar los medios más adecuados y eficaces para reducir todas esas ovejas ex– traviadas al redit del Buen Pastor. El misionero católico, además de los deberes que k incumben como sacer– dote y legado de Cristo, ti•ene también un vastisimo programa que desarrollar (*) Confen•n<·ia dada a l@ estudiantes de Teología del Colegio de padres mpu<:hi– nos de León, en el año 1()50.

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