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2. ROGAD AL DUEÑO DE LA MIES 1 "') Uno de los medios indispensables para fomentar el espíritu misional. sus– citar vocaciones misioneras y hacer fruto en el apostolado es la oración. Si queremos que Dios envíe nuevos operarios evangélicos, que el Espíritu Santo mueva los corazones juveniles a tan gloriosa empresa, es necesario seguir el consejo de Jesús: "R_ogad al amo de la lilies q11c enuíe operarios a ella" ([VlATTH., IX, 36). El apostolado misional será estéril y vano si no va fecunda– do por la divina gracia. San Pablo dice: "Y a planté, Apolo regó, pero Dios dió el incremento" (! Cor., III, 19). La obra de la conversión de las almas no se realizará sin la eficacia de la oración humilde y perseverante. "El primer medio-dice Benedicto XV-para la conversión de los infieles es la oración, as>equible a todos" (Maxinwm ilfod, A. A. S., 1919, tomo XI. pág. 451). To– dos los católicos debemos levantar nuestras manos suplicantes al cielo a fin que el Padr'e de las misericordias haga descender raudales de gracias sobre la pobre humanidad, culpable o inculpablemente priv<1da de los beneficios de 1a Revelación cristiana. En especial los sacerdotes y las almas consagradas a Dios pueden ofrecer sus oraciones, oficios, misas, comuniones, sacrificios, penitencias, etc., en favor de las M.isiones y rugar con insistencia para que se multipliquen las vocaciones misioneras. Todas las personas que por su pro– fesión no pueden 'ejercer el apostolado activo deben cooperar con la oración y la penitencia. Conocidos son los sacrificios, las peniten.:ías y oraciones por la salvación de las almas, de San Benito, Santo Domingo, San Francisco de Asís, Sas Alfonso María de Ligorio, San Felipe Ncri, San Vicente de Paúl y San Ignacio de Loyola. De Santa Teresa de Jesús dice Gregario XV en la bula de canonización: "Lloraba con perpetuas lágrimas las tinieblas de los infieles y de los herejes; por iluminarlos no sólo dirigía continuas oraciones, sino que ofrecía ayunos y afligía su carne con penitencias" (B11ll. Rom., to– mo XII, pág. 575, August. Taurin., 1867). En la oración tiene el misionero uno de los medios más eficaces para mover a Dios a que dé incremento a la mies. De San Francisco Javier escribe eL misionólogo Tomás de Jesús: "Vir apostolicus Franciscus Xavierius millia hominum Christo peperisse legitur. non tam humana facundia quam ferventissimis precibus, lacrin1is, gemitibus et suspiriis, quibus per integras noctes pervigil multo fortius Deum pulsabat. Atqui in novo orbe inventi sunt ministri, qui simplici quidem sermone et im– p'erito, spiritu tamen Dei ferventes, plus in conversione barbarorum effecerint quam multi praeclari magistri" ( De procuranda salute omnium gentiwn, pá– gina 243. Ed. 1940). En la vida de Santa Verónica de Julianis se lee que que- (*) Cf. Sacerdocio y .llisiones. Homa, 1Ki3, abril-junio, púg. 65-67. 11
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