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PROBLEMAS MISIONALES 159 La autoridad competente para seleccionar y mandar a los candidatos debe primero examinar si éstos tienen recta intención, si son idóneos para ser en– viados, si revisten las cualidades necesarias para el apostolado en territorios misionales. Sería imprudente y temerario el superior que mandara a un súbdito que no tiene cualidades, que no se juzga idóneo, que no se si'ente con vocación interna ni llamado por Dios; antes bien, siente todo lo contrario. Dice Santo Tomás: "Aquellos a los que Dios elige para algo los prepara y dispone de tal manera que sean verdaderamente idóneos para aquello parn lo que son ele– gidos" (46). Luego la vocación misionera en el sacerdote es una gracia especial, un llamamiento divino, una invitación que mueve la voluntad. Además, para la vocación misionera integral se requiere una elección canónica o envío oficial de la autoridad competente, que escoge al sujeto idóneo revestido de todas las cualidades necesarias para ejercitar el apostolado especial que la Iglesia le confía (47). 2. Las personas religiosas.--Las personas religiosas que se han consagra– do a Dios en alguno de los estados de perfección ¿n'ecesitan una vocación es– pecial para ser misioneras? Para responder con exactitud a la cuestión con– viene distinguir tres especies d•e Ordenes o de Institutos religiosos respecto a las Misiones. 1) Hay Ordenes o Institutos 1 fundados cxclusiuamentc para las ]\,fisiones, como los oblatos de lVlaría Inmaculada, los del Verbo Diuino, las religiosas franciscanas misioneras de María, etc. Los miembros que pertenecen a estos Institutos, en virtud de su profesión religiosa y ele las obligaciones que implí– cita o explícitamente; contraen, podemos decir que están obligados per se a ir a las Mision'es. Por tanto, ya inicialmente, por lo menos, se sienten con ia vocación misionera y dispuestos a seguirla. 2) Hay Institutos y Ordenes que no son exclusivamente misioneros, pero dentro d'e sus reglas y fundación entran también los fines misioneros, como uno de tantos fines principal'es. Estos miembros, en virtud de la regla, de la legis– lación y del voto ,ele obediencia, parece que, en general, deben tener también la vocación misionera, por lo meno:; implícitament'e. El superior podrá llamarlos, luego deben estar dispuestos a obedecer. San Francisco, en su regla, concede libertad para no ir, porque en su ti'empo ge– neralmente las J\,Iisiones eran muy difíciles y suponían sacrificios heroicos. (4G) S. 'l'u., p. III, q. 27, u. 4. (47) LAGUAfülIA coneluye su uenrtado y documentado artículo con estas palabras, que haeemos nuestras: "Diremos que la ,vocación misionera integral supone: l.º, una vocaeión canónica y oficial externa, que es el llamamiento de la jerarquía vor sí misma o por sus delegados; 2.0, rectit1Nl de intenc-ión e idoneidad, como señal necesarfa y segura de lti rocación de Dios, que debe vreceder a la oficial de la jerarquía; :l. 2 , mw roeación interna o llamamiento intimo de Dios al apostolado •nl'isionero; 4.0, no requiere en el indfrid1to llamamientos, soliaitaeionCS' o inspiraaiones del Bspíritii Santo hacia el apostolado misionero, por no constit11ir esto necesariamente la vocaci(ín misionera, ni condfoiún indispensable para la misma; 5. 2 , puede -ir acompariada, y frecuentemente es así, de esas mocfones e impulsos del J,Jspfrit1~ Santo y de voces secreta.~ dirinas, que producen en el alma la convicción de que es Dios quien le llama ai apostolado misio– nero, y así le inritri a seguir esa vocación" (Cf. l. o., pág. 46).
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