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PROBLEMAS MISIONALES 127 parte al español Juan Vives. Este celoso sacerdote valenciano ideó con San Juan Leonardi un Instituto de jóvenes para formarlos en el Apostolado. En 1603 había ya reunido en su casa, situada en la plaza del Popolo, un grupo de jóverres para este fin. Ampliando, más sus proyectos pensó en la fundación de un verdadero colegio misionero internacional que acogiera jóven'es venidos de todas las naciones. En 1606 adquirió a sus propias expensas el palacio Ferra– tini en la plaza de España. Hízolo arreglar y acomodar a las exigencias de un col•egio y se lo entregó generosamente al Papa Urbano VIII el 1 de junio de 1626, a, fin de recibir en él jóvenes de cualquier raza y nación, los cuales fueran luego enviados por el Sumo Pontífice a todas las tierras del orbe para defend•er y propagar la fe. Con fecha del 1 de agosto de 1627, cinco años después de la fundación de la Congregación de Propaganda, Urbano VIII publicó la bula Immortalis Dei, con la cual instituyó solemnemente el Colegio o Seminario misionero y le concedió los privilegios qu'e gozaban otros Cole~ gios romanos como el Germánico, Anglicano, Griego, etc. El fundador Vió realizadas sus aspiraciones y vivió con sus amados jóvenes hasta su muerte, ocurrida el 22 de febrero d·c1 1632. Sus restos mortales descansan en la iglesia española de Nuestra Señora de Montserrat, de Roma. Entre los varones ilus– tres que han favorecido este Seminario d'e misioneros debemos recordar el cardenal Barberini, hermano de Urbano VIII, que benefició el Colegio cons– truyendo la iglesia con los ahorros de su vida austera y p'enitente; fundó un internado de doce jóvenes escogidos de entre seis naciones, y más tarde otro de trece, que se debían seleccionar de Etiopía, India y Armenia; compró las casas adyacentes al Palacio de Vives y formó el actual edificio que hoy se contempla. Por los insignes hechos y predilección por el Colegio se colocó a la d'erecha de la iglesia del mismo el busto marmóreo del insigne purpurado. Con el andar del tiempo el edificio de la plaza de España no era lugar propio para los jóvenes. Los superiores pensaron en otro punto mejor de Roma. El cardenal Van Rossum, prefecto d'C Propaganda, pudo realizar de– finitivamente la idea en 1925. La Sagrada Cosgregación adquirió un Vasto terreno al norte del collado romano llamado el J anfoulo, del cual el poeta Marcial, eru uno de sus epigramas, escribió: llinc SPptem clominos vidcrc montes et totum licc-t aestimilrc Romarn (lib. IV, n. 64). A este lugar amenísimo, donde la brisa está continuamente perfumada con aromas de pinos y palmeras, mirando a la cúpula de San Pedro, se trasladó el Colegio de la plaza d-e España. Poco¡ después se construyó el hermoso edi– ficio para las clases llamado Ateneo de Propaganda Pide, y en el día de su inauguración, 24 de abril de 1931, Pío XI. Papa misionero y universalista, se dignó subir a la cát'edra de la hermosa aula magna para incitar con sus augus– tas palabras a maestros y alumnos para honrar con la eficacia de los estudios la elegancia del edificio. A las aulas del Ateneo concurren no sólo, los alum– nos del Colegio Urbano, sino también otros Colegios de la urbe. En el calen– dario d•e 1947 figuran inscritos 22 Colegios o Seminarios pertenecientes a di– versos Institutos religiosos. Besedicto XV, en la Encíclica Maximttm illud, recomendando el estudio

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