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124 P. PÍO DE MONDREG.'lo'iES mento. Requieren la contribución de muchos y la mndurez del tiempo para llevarse a cabo. Así sucede en el presente caso. El genial misionólogo y celoso misionero Raimundo Lulio (1235-1315), de Palma de Mallorca, terciario franciscano, concibió ya un esbozo rudimentario de la Congregación de Propaganda. En 1287 fué a la capital del orbe católico para presentar sus planes al Papa Honorio IV, a quien interesó en favor de sus proyectos, qu'e por entonces na llegaron a realizarse. San Pío V (1566-72), a instancias de San Francisco de Borja, general de la Compañía; del delegado del rey de Portugal, don Alvaro de Castro, y del padre Jerónimo Nada!, nom– bró dos Comisiones cardenalicias: una para la conversión de los infieles y otra para la reducción de los herejes. Pero ambas tuvieron breve duración. A la muerte de San Pío V subió a la Silla de San Pedro Gregario XIII (1572-85), qu'e encargó a los cardenales Caraffa, Médicis y Santorio el cui– dado de las Misiones entre maronitas, eslavos, griegos, etíopes y egipcios, y mandó imprimir libros y catecismos en las lenguas de estos pueblos. Al mis– mo se debe la fundación en Roma d'e los Colegios inglés, maronita y griego. Promovió la conversión de los armenos, rutenos, libaneses y jacobitas cal– deos; confirmó en la fe a los cristianos del J\,Ialabar, en la costa oriental de la India, y ordenó que s'e celebrasen en casa del cardenal Santorio Congresos sobre la propagación de la fe. Clemente VIII (1592-1605) formó una Congregación super negotiis fidei et religionis catholicae, que tuvo precaria existencia. Sie proponía cuatro co– sas: t.• Formar una Congregación cardenalicia para la propagación de la fe; 2." Procurar medios económicos para las Misiones; 3."' Difundir la literatura y prensa misionera; 4.4 Fundar un Colegio de Mision•es. El padre Jerónimo Gracián, carmelita español, residía en Roma en 1595, de vuelta de Túnez, donde había estado cautivo año y medio. Propuso a Cle– .nl'ente VIII que instituyese una nueva Congregación de cardenales de Pro– paganda Fide, nombrando presidente al celosísimo cardenal Santorio. En 1604 Clemente VIII encargaba oficialmente a otro carmelita español, padre Pedro de la Madr'e de Dios, la alta dirección de todas las Misiones católicas. Pau– lo V (1605-21) le confirmó en el cargo. Pasado aquél c1 mejor vi<h, Paulo V nombró a otro carmelita también español, padre Domingo de Jesús María, para sucederle. Otro hijo ilustre del Carmelo, fray Tomás de Jesús, natural de Baeza, compuso el libro De procuranda salute omnium gentium, obra clá– sica de Misionología, que es como Qtna enciclop·edia misionera del tiempo. En el capítulo primero del libro III propone la necesidad de una Congrega– ción de Propaganda Fide y el proyecto que de ella se había formado. T2111- bién el obispo de Tournai, Juan de V endevillc, presentó a los Papas mencio– nados varias memorias en este sentido. Trabajaron, además, en la fundación d•e la Propaganda San Juan Leonardi, fundador de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios; Miguel Ghisleri y el valenciano Juan Bautista Vives. Paulo V bajó al sepulcro sin tener la satisfacción de ver realizados sus proyectos. Así las cosas, ascendió al Solio Pontificio el cardenal Ludovisi en 1621, con el nombre, de Gregario XV, el cual, conociendo las necesidades misioneras del tiempo, animado por el padre Domingo de Jesús María y ex-

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