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114 P. PÍO DE MONDREGANfü los sacerdotes difundir entre los fieles ~1 conocimiento de las cosas m1s10ne– ras y encender en las almas el fuego del apostolado. Como ya decía Pío1 XI, nuestro predecesor de f'eliz memoria, no debe haber un solo sacerdote que no se sienta inflamado de amor por las Misiones... Deseamos, además, que en los Seminarios se instruya con solicitud y seriedad a los candidatos al sa– cerdocio sobr'e las cosas misioneras. Este conocimiento puede grandemente ayudar a la formación sacerdotal y ello será muy ventajoso a cada semina– rista, cualquiera que sea el cargo pastoral que más tarde se le confiera" (23). En otras ocasiones habló de la Unión Misional del Clero. En Euangelii Praecones dice: "Insistimos a fin de que la Unión Misional del Clero se di– funda siempre más y propague el sentido y el deb'er misionero entre sacerdo– tes y fieles" (24). En el discurso a los directores de las PP. OO. MM. de 1952 añade: "La Unión Misional de:l Clero, inspirando a los: sacerdot'es un deseo más ardiente de la extensión del reino de Dios, contribuirá a desarrollar en todos los fieles el espíritu de oración y sacrificio por las Misio!l'es, sin el cual la Iglesia no puede florecer y extenderse" (25). Vocaciones misioneras.-Se ayuda a las Misiones con las oraciones, con los sacrificios, con las limosnas, con el estudio, con la propaganda oral y es– crita, y de otros muchos modos directos o indir•ectos. Pero uno de los .medios más necesarios y urgentes es e:l aumento del personal misionero. Después de veinte siglos podemos decir con Jesús: La mi'es es mucha, pero los operarios son pocos (26). Es necesario orar y trabajar para que el Señor envíe más operarios idóneos para los ministerios sagrndos. En la Saeculo exeunbe dic•e: "Rogad al Protector de la mies para que el benignisimo Señor se digne susci– tar mu::has vocaciones misioneras no solament'e de sacerdotes, sino también de hermanos coadjutores, de religiosas y de catequistas. Que esta santa: y alta intención tenga la parte principal en las oraciones de todo sacerdol'e. Que por esta. intención particular rueguen los miembros de las Ordenes contemplativas. Que los fieles, sobr·e todo cuando recitan el rosario, no se olviden de supli– car a la Virgen J'vlaría de obtener del Señor vocaciones, a la vida misionera en el número más grande que sea posible" (27) . "Y sobre todo Nos esperamos de los miembros de la Unión Misional del Clero de ver luego de realizar un cuidadoso trdbajo de selección y cultura de jóvenes plantas, que el Señor hace germinar en su viña, .para qU'e sean tras– plantadas un día en el campo de Misiones. Más todavía: el Señor espera de los sacerdotes t:sta obra fundamental, es decir, preparar el terreno en el cual las vocaciones misioneras puedan germinar" (28). Sobre este argumento vuel– ve el Papa a insistir en la Fidei donum: "No basta formar una atmósfera fa– vorable a esta causa de las vocaciones, es necesario hacer más. Existen, gra– cias a Dios, numerosas diócesis de tal modo provistas de sacerdotes que per– miten sin peligro alguno el sacrificio de alg,unas vocaciones. A éstos princi- (2:n 1L .·l. S., tomo :J2, p:ígs. 25:l-254. (24) A. 1l. f/., Hl51, tomo 43, púg. 525. (25) A. tl. S., HJ;i2, tomo 44, púg. 426. (26) MA'rT., IX, :n-38. (27) .A. A. S., 1940, tomo B2, riág. 25B. (28), Ibíd.

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