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PROBLEMAS MISIONALES 95 Sindicatos aconfesionales; porque decían que la cuestión social es esencial– mente económica, no teniendo más que un fin temporal que no 'está bajo el dominio de. la Iglesia. Esta doctrina, llamada adcticalismo o aconfesionismo, que tiende a sustraer del influjo de la religión a los individuos o a las coh~c– tividades, viene reprobada en las Letras dirigidas al episcopado alemán Sin– gulari quadam, de 24 de septiembr'e de 1912. Afirma con energía el Pontífice que todos los católicos en contacto con los ac:onfesionales o indiferente~ en religión... se pondrán en peligro y con el tiempo llegarán a p'erder la fe. Pío X no era amigq, de medias tintas, ni de tolerancias y coexistencias in– compatibles y peligrosas. O catolicismo o anticatolicismo; o democracia cris– tiana en el Verdadero sentido de la palabra, o democracia sin Dios. Nada de neutralidad, de laicismo, de aconfesional. La profesión de cristiano no debe esconderse o ignorarse como una mercancía averü:ida que pase de contra– bando (12). Ileón XIII trazó luminosamente la acción popular cristiana en sus Encí– clicas Quod Apostolici m1mr-ris, del 28 de diciembre de 1878; Rerum 11ovarum, del 15 de mayo de 1891; Grat'es de comuni, del 18 de enero de 1901. "Nos– otros-dice Pío X--vemos la gran n'ecesidad de que sea rectamente moderada y dirigida la acción popular ,:ristiana y quer'emos que aquellas normas sean exacta y plenamente observadas." Para tenerlas fádlmente vivas y presentes las comp'endió en 19 artículos (13). PROPULSOR DE LA VIDA CRISTIANA. a) El caf.ecismo.---Habitando en el palacio del Vaticano tenia pena '1e no poder salir para ir a enseñar el catecismo como lo hacía siendo párroco, obispo y patriarca. Pero, si no podía personalmente enseñarlo, sin tmbargo, el 15 de abril de 1905 publicó la Encíclica A.cerbo nimis (14). que es una reivindicación magnífica de la belleza, grandeza, utilidad y necesidad d'e ia doctrina cristiana, y una paternal exhortación al clero y a los fieles, niños, jóvenes y adultos al estudio del catecismo. La causa de muchos males 'es la ignorancia de la doctrina, y el único remedio es el catecismo, libro que abre el surco de la ment'e a la luz de la verdad. El clero debe enseñarlo con celo, con constancia y con interés. La predicación es necesario que vaya precedida del conocimiento del catecismo; porque una pn:dicación delante de un público no preparado es estéril. Se llegó a la compilación del texto único por una Co– misión de teólogos bajo la dirección del mismo Pontífic'e. La democracia más útil para el cristiano es pan y catecismo. b) La Eucaristíét. -Al conocimiento de las verdades contenidas en la doctrina cristiana añadió el Papa! el a'limento euc2rístico, que da auxilio, vigor y fuerza para vivir las V'erdades de la fe. Para cortar de raíz los res.tos del jansenis.mo, que exigía disposiciones ex- (1'.2) l'ío X. Pn una earta al cOJHll' Estanislao :.\Jp¡Jolago .\lhani, ¡]p l:{•l'gamo, '!2 de llOYic>mhre de rnoD. (]::) Cf. }Je ¡w¡,11/ari af'/io11e christiana modcrm,da. Ordi11a111c11to fo11rla111entale dcl/'A:::io11e po¡iolare cristiana, Acta, rnl. I, vúgs. 117, llll-12fí. (1-i) Act., 7, II, vi1¡:s. G!l-:',-1.
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