BCCCAP00000000000000000000390

- 24- dense las gestas de Fray Angel de Joyeuse. El Padre José de Tremblay fué el gran baluarte del catolicismo francés de su {·poca, como lo fué el célebre Padre Que– rubín en Saboya. «Dondequie;a que el catolicismo triunfó del protestan– tismo, se ha escrito hace poco, el éxito fué debido en gran parte a estos apóstoles franciscanos.» «La mayor parte de los municipios católicos de Ale– mania, Francia y Suiza, dice Holzapfel, deben a los Capuchinos el haber conserYado o recuperado la fe católica.» No menos tenaz fué la lucha contra el jansenismo, ya desde sus comienzos. Célebres son las refutaciones de Jansenio y Arnauld debidas al Padre Ivo de l'arís, y las controversias de Jaime del Hose, José de Morlaix, Zaca– rías de Lisieux, Timoteo de la Fleche, a los cuales siguieron falanges de predicadores, debeladores incan– sables de tan melancólica herejía. Durante el siglo xnr fu(, tan estimada la Orden por el celo y prudencia de sus mejores hijos que varias Cortes europeas los escogieron para innumerables mi– siones diplomáticas que obtuvieron éxitos felicísimos para la conservación de la paz en aquellas difíciles cir– cunstancias políticas. Sobresalen entre todos, San Lo– renzo de Brindis (m. 1619) que como Legado Pontificio y Embajador recorrió las Cortes de España, Alemania e Italia, contribuyendo poderosamente a la victoria re– portada contra los turcos en 1601. :\"o menos impor– tante fué el Yenerable Padre Marcos de Aviano (m. 1699) consejero de Leopoldo I, llamado también el Angel sal– vador de las huestes cristianas contra los turcos. Impo– sible dejar de mencionar aquí el Pere Joseph (Emi– nencia gris), «alter ego», de Richelieu, que, aunque muy disentida, su acción diplomática no dejó de ser for– midable. Misiones externas La familia Capuchina continuó con grande fruto tam– bién la obra tradicional franciscana de las Misiones entre infieles.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz