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-I2- Egipto. Durante el siglo xrv, Juan de Montecorvino evangelizaba Etiopía y Abisinia. Tal vez las misiones más importantes del siglo XIII fueron las de China, donde hicieron prodigios Juan de Piancarpino, Guillermo de Rubrouck y Odorico de Pordenone. Por todas partes se derramó, pródiga y fe– cunda, la sangre franciscana. En la ciencia No fué poco también su influjo en el progreso de las ciencias eclesiásticas, como es de todos sabido. En las grandes Universidades de Bolonia, l'arís, Oxford, Colo– nia, etc., y en los estudios particulares, los Frailes Me– nores, junto con la Orden de Predicadores, ejercieron la hegemonía. San Antonio fué quien organizó en Bolonia la pri– mera escuela de teología de la Orden, siendo nombrado Lector por San Francisco hacia 1223. A partir de ésta, los Estudios teológicos se multiplicaron prodigiosa– mente en otros conventos de Italia, como Roma, Rieti, Nápoles, Apnlia, etc., y muchos de los frailes fueron nombrados maestros en las rniversidades papales. La escuela de los Frailes Menores de la Universidad de París fué la más importante de la Orden; a ella acudían estudiantes de todas las provincias y su poder de atracción fué tan grande que sólo en el año 1225 ingresaron en el convento de Saint-Denis cuarenta Maestros en teología. Por los años de 1231, esta escuela entró a formar parte de la Universidad parisina, cuyo primer lector franciscano fué Alejandro de Halés. Poco después, con Fray Juan de la Rochelle se fundó una segunda escuela universitaria. Los primeros Estudios generales ele la Orden en Oxfonl los fundaron, después de 1224, Fray Agnello de Pisa y Fray Guillermo de Esseby ; Roberto Grosseteste los colocó a la cabeza del 1110-:imiento teológico y filosó– fico de la Universidad inglesa, en la cual enseñó poco después Rogerio Bacon. El ejemplo de Oxford cundió en Inglaterra donde se fundaron otros Estudios genera-

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